Uno de los riesgos más frecuentes que presenta Andrés Manuel López Obrador es la falta de congruencia en sus acciones y dichos. De pronto cae en incluir en su campaña y “futuro gobierno” a personajes que en algún momento de su vida política se declararon abiertamente en su contra, considerándolo “un peligro” o que desde la vista de la opinión pública fueron corruptos en sus desempeños como servidores públicos o líderes sociales.
¿Hay lógica, astucia o incongruencia en este actuar?. En todos los bandos se han presentado desbandadas que han sido aprovechadas mediáticamente para atacar a MORENA que hoy, por hoy, mantiene las puertas abiertas para recibir con los brazos abiertos a cuanto priista o panista y otros semejantes que quieran cobijarse con el manto sagrado de AMLO.
Descifrando lo que se puede observar, la estrategia es darles la bienvenida a cuanto político se quiera adherir al movimiento amlista, incrustarlos en la campaña y aprovechar la inercia social que ha suscitado la salida de su partido para crear una expectativa de redención por el arrepentimiento a tiempo. Mostrando capacidad de aglutinar en el seno de MORENA todo tipo de pensamientos y acciones en favor de nuestro México. ¡Vaya una mezcla que meten al crisol!; no podríamos de acusarle de falta de pluralidad e inclusión.
El riesgo que se corre al creer en la redención es la falta de buena fe de los aludidos. Puede ser solo un manejo de mercadotecnia política por parte de cualquiera. Andrés Manuel se arriesga al dejar que se acerquen a él quienes en algún momento político le enfrentaron, quienes, por intereses propios o ajenos, contribuyeron a sus derrotas.
Medida poco congruente pero arriesgada e inteligente. Todas las opiniones centradas en él porque la eterna estrategia es debilitar al contrincante, aprovechando sus errores, sin embargo, recordemos que López Obrador está recogiendo a los errores del PRI y del PAN. ¿Será que está haciendo eso precisamente?
Los políticos que han emigrado a MORENA tienen y tendrán en común el perfil que los precede. Haber sido graves pecadores que buscan la redención de sus almas; sea por sus declaraciones o por sus hechos. Andrés Manuel solo pone en la picota sus imágenes y la sociedad sabrá quién es quién.
Ahora resulta que quienes se han ido eran los que hacían malo al instituto político en el que militaban. La pregunta sería, ¿Por qué no se les denunció en su momento?, ¿Por qué cuesta castigar a quien merece ser castigado?, ¿Por qué hasta ahora que están en la acera de enfrente pueden verse las manchas de sus vestiduras?.
Y una pregunta más ¿Los grandes empresarios, los hombres del dinero que se están acercando a López Obrador serán más puros como cuando lo hicieron con Fox y Calderón?