El interés ciudadano jamás podrá estar supeditado al comportamiento oficioso de quienes sienten que su presencia en las redes sociales les permite acusar, señalar, y lo más grave exponer a quien o quienes no tienen los mismos compromisos e intereses personales que innegablemente les reditúan lo suficiente como para no preocuparse por la inseguridad, a grado tal que no tendrían problemas para cambiar de residencia o simplemente volver a sus lugares de origen.
Desde luego que debe tomarse distancia de las exageraciones que forman igualmente parte de un intento de desvirtuar la preocupación real, que son dispersadas para restar credibilidad a los hechos reales mezclando rumores y falsas noticias para tumbar o tapar la información real, con la laboriosidad que sólo se le puede exigir a un empleado.
Lo ocurrido el pasado viernes en que se vaciaron las escuelas por rumores, falsedades y exageraciones, no fue propiciado por otro factor que el vacío informativo, momentáneo pero vacío al fin, por parte de todas las dependencias relacionadas con la salvaguarda de la integridad ciudadana, sólo esperando que volviera la calma como si se tratara de una lluvia o una tormenta.
Con todo eso la estrategia para advertir a quienes somos usuarios de las redes sociales para que no caigamos en las red de desinformación, no puede tomar como chivos expiatorios de la falla pequeña o grande de la autoridad de quedarse en silencio a seres de carne y hueso, sean o no comunicadores, reporteros o periodistas porque equivale a generar daños colaterales de los que ya está cansada la sociedad no sólo tamaulipeca sino nacional, pues son casos que van directos al cajón de la impunidad.
No haga caso ni crea todo lo que le envíen por cualquiera de las redes sociales, sí escuche pero verifique, no comparta ni se espante pero hasta ahí, no señale al o los emisores eso es ser más irresponsable porque se pone en la mira a seres inocentes, en este caso a victorenses que buscándole un poco resultan conocidos de un familiar o amigo, caso contrario de quienes desvirtúan o causan psicosis que no son de la Ciudad e incluso ni del estado.
Cuidémonos, se vale, usted y yo tenemos familia, somos mortales, le hacemos falta a alguien y ese alguien nos llorará, le dolemos, quienes nos quieren confundir se pueden ir cuando quieran pero nosotros aquí nos quedamos.
APUNTE.- Al caso de Ocampo donde alguien o algunos torcieron la voluntad popular se suma el de Tula, de donde textualmente nos comentan vía correo electrónico: “No te olvides de Tula, la cosa está que arde. Saúl Muñoz Vallejo se frota las manos pensando que Juan Bustos Niño ya es el nuevo presidente, la única gente que lo apoya son los ex-presidentes y si no pa’l baile vamos”.
Lo único cierto en estos dos casos, Tula y Ocampo, es que se dejó en manos de quienes ningún compromiso tienen con ambos municipios, bueno salvo el económico, por lo que le jugaron chueco a la mayoría priista al fin que simplemente no son de ahí.
Pero lejos de sentirse a salvo deben evaluar de qué tamaño será la molestia de Baltazar Hinojosa Ochoa si llega a perder en los municipios donde los enlaces y representantes no entregarán buenas cuentas.
PENDIENTE.- Los turquesas ya están en pie de lucha, ya tienen candidatos, el trabajo será arduo pero aseguran hay capacidad.
Aquí los leo , veo y escucho: @JosdelCarmenPR [email protected]