Hace seis años el candidato del PRI a la gubernatura no tenía rival. Sus adversarios eran débiles gracias a una operación política que hizo Ricardo Gamundi, por un lado, y Antonio Martínez por otro.
Eso permitió que la oposición no se aplicara y mandara candidatos grises que no tenían ni propuesta y que en nada se acercaban al entonces abanderado oficial.
Hace doce años, prácticamente fue lo mismo y hace dieciocho se dio una situación similar, además de que en esas tres ocasiones el PRI envió a un candidato carismático y bien trabajado, provocando con ello que el tricolor arrasara en las urnas y ganara las elecciones por la gubernatura hasta con un “3-1”.
Hoy las cosas son muy diferentes, al menos por el lado opositor.
Acción Nacional no se vendió y decidió postular a un candidato fuerte y con mucho trabajo, un candidato que, incluso, llevaba más de seis años haciendo campaña; que para nada es débil y que tiene muchas posibilidades de ganar. No fue mal alcalde y además ha mostrado ser un tipo inteligente.
El tricolor mandó a lo mejor que tenía. Un hombre no sólo con carisma, sino con una trayectoria, con probada capacidad y con muchísima experiencia. Hoy no nada más es un candidato popular, sino un político que te da la certeza de que podría ser buen gobernante.
Es decir, el terreno está parejo. Los dos llegan con las mismas posibilidades. Las circunstancias políticas, sociales y económicas son muy diferentes a las de hace seis, doce y dieciocho años. Radicalmente diferentes.
Esos quince puntos de diferencia entre uno y otro son una falacia que inventaron los “afanocitos” (palabra de Jorge Vela) para quedar bien y hacerle creer a la gente que están muy fuertes y que nada los detiene.
No, para nada. La diferencia en las verdaderas encuestas (las que no difunden) son de no más de cinco puntos y esos números no son nada para antes de iniciar una campaña electoral.
Ahora, en éste 2016, sí veremos una verdadera contienda. Sí veremos una verdadera lucha por el voto. Hoy sí tendremos campañas de a de veras y hoy sí los candidatos tendrán que sudar la gota gorda.
Cada uno de los votos les va a costar muchísimo trabajo lograrlo.
Veremos campañas limpias, sí, por encima; pero también veremos muchos golpes, mucha denostación, campañas con muchas patadas por debajo de la mesa, con golpes bajos y con muchísima estrategia.
Esto es una guerra.
Para quien gane, no le será nada fácil hacerlo. Para quien gane tendrá que haber trabajado mucho. Para quien gane deberá hacer una campaña diferente y convencer con propuestas a la gente, que por su parte, ha estado más atenta y más informada.
La guerra ya comenzó. Y sí, esto será una guerra electoral como nunca la habíamos visto en Tamaulipas.
Ayer mismo comenzaron con sus registros ante el IETAM, en donde nos dieron una probadita de lo que serán los proximos sesenta días.
Sí. Será una guerra. Una guerra de dos, el resto es comparsa.
La ciudadanía lo sabe: o es el azul o es el rojo. No hay de otra.
Y como en el tricolor saben que será una contienda compleja, se trajeron a la gente de mayor experiencia, hombres de con muchísimos años. A gente que ha hecho infinidad de campañas, no sólo en Tamaulipas, sino en otras entidades y que han sacado resultados positivos. Dejaron a un lado a los que nuevos “valores” que nomás alejaron al partido de la gente.
El rival, por su lado hizo lo propio y traen estrategas de alto calibre. Traen personal de muchísima capacidad que ha dado resultados en otras campañas exitosas.
Esto es una guerra y ya comenzó.
Por fin veremos en Tamaulipas una verdadera contienda electoral.
Esto sí será democracia.
La guerra ya inició.
PUNTO FINAL.- “El enemigo más temible de la democracia es la demagogia: Alfred Croiset.
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