El cuerpo del normalista Julio Cesar Mondragón Fontes, “cuya muerte por traumatismo cráneo encefálico, se produjo entre las 09:45 y las 02:45 horas del 27 de septiembre del 2014”. Sus restos no dejaron evidencia de disparo, ni de haber sido víctima de lapidación; sin embargo, el estudiante fue “víctima de tortura”, como revelan las 64 fracturas de que fue objeto, detalla el dictamen pericial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en su informe sobre el caso Ayotzinapa.
La CNDH propone a la Procuraduría General de la República que realice una “profunda investigación sobre los hechos de tortura” y actúe en contra de 11 posibles partícipes de los hechos; asimismo demanda a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas brindar especial atención al núcleo familiar del normalista victimado.
En la tortura y homicidio de Julio Cesar Mondragón Fontes participaron, al menos, “11 presuntos delincuentes, entre miembros de la organización criminal Guerreros Unidos, y elementos de la policía y seguridad pública de Iguala. Destaca la presunta participación del recién detenido Víctor Hugo Benítez Palacios.
José Trinidad Larrieta, titular de la Oficina Especial para el Caso Iguala por la CNDH, explicó que el normalista rural murió por lesiones producidas por traumatismos directos con la utilización de objetos contundentes (paradas, puñetazos, tabla o culata). El pulmón izquierdo del joven presentaba traumatismo directo, pero “su muerte fue inmediata y súbita por la afección del bulbo raquídeo provocada por traumatismo cráneo encefálico que le produjo, a su vez, paro cardiorespiratorio”, agregó.
La CNDH descartó cualquier posibilidad de que el desprendimiento de piel del cráneo y la cara de Julio César Mondragón Fontes, se haya hecho de manera intencional por acción humana.
El joven, enfatizó el maestro Larrieta, “no fue desollado por acción humana sino por intervención de fauna humana, posiblemente perros”; en este veredicto coinciden en señalar los peritos de diversas instancias que han investigado el caso de la muerte del joven de la normal rural de Aytozinapa, desde oficiales hasta los expertos forenses argentinos y los propios de la CNDH.
Larrieta Carrasco explicó que, tomando en cuenta la posición de la ropa y las lesiones, criminalisticamente, el normalista rural “realizó maniobras de defensa, lucha y forcejeo contra sus victimarios durante la sujeción, sometimiento y agresion”.
Pero, Julio Cesar Mondragón Fontes fue agredido “en estado indefenso y en sujeción por sus agresores se establece le provocaron fracturas en los 8 huesos del cráneo y en 13 de los 14 huesos que confirman la cara, la más severa producida en el macizo facial”.
El cuerpo de Julio Cesar Mondragón presentó múltiples fracturas en 19 huesos de tórax y columnas, 19 de ellas en Arcos costales (7 del lado izquierdo y 3 del lado derecho). En suma a Julio Cesar Mondragón Fontes le fueron ocasionadas 64 fracturas en 40 huesos de su estructura ósea.
De hecho, según el testimonio de los normalistas sobrevivientes, Julio Cesar Mondragón Fontes pudo haber grabado en celular los hechos del 26 y 27 de septiembre del 2014; también cuentan que el estudiante Julio Cesar “estaba bien espantado, estaba serio” hasta el último momento en que permanecía al lado de sus compañeros.
Un grupo de estudiantes logró refugiarse en una casa pero Julio Cesar Mondragón continuó corriendo. Entonces escucharon gritos como cuando agarran a una persona. A partir de entonces no se tuvo noticia de su ubicación”.
El muchacho fue hallado sin vida en el “Camino del Andariego” en Iguala, la mañana del 27 de septiembre del 2014.
Julio Cesar Mondragón Fontes “fue víctima de tortura física, golpeado brutalmente con saña y crueldad por la acción por la acción conjunta y complicidad de miembros de la delincuencia organizada y servidores públicos del municipio de Iguala, Guerrero, atrozmente agredido y sometido por más de un victimario… Julio Cesar Mondragón Fontes fue denigrado, afectado en su seguridad personal, privado de la libertad, ostensiblemente dañado en su integridad física y privado del derecho a la vida”, subraya el Informe del estado de la Investigación del Caso Iguala, presentado por el titular de la Oficina Especial para el Caso Iguala, Mtro. José T. Larrieta Carrasco en el Centro Nacional de Derechos Humanos (CENADEH) de la CNDH.