La propuesta para la creación de un nuevo modelo educativo que anunció la semana pasada la Secretaría de Educación Pública, que incluirá consultas y foros en los que deberán estar pedagogos y expertos en temas educativos, es sólo el preludio de una de las etapas más importantes para el país cuando de elevar la calidad se trata que es a final de cuentas el objetivo de la Reforma en la materia.
Poco a poco van afinándose los procedimientos que significaron la parte administrativa de esta revolución educativa: censo general, depuración de nómina y evaluaciones tanto para el ingreso, promoción y desempeño y/o permanencia, los ajustes forman parte de una etapa lógica habida cuenta que se trata de ejercicios que deben perfeccionarse haya o no reclamos pacíficos o violentos.
Toca ahora el turno a lo académico, a la parte que no cualquiera puede entrarle porque se requiere de expertos o tecnócratas empapados en este tema, de alguien que tenga suficientes blasones en la materia para que garantice que todo seguirá aterrizando en la entidad sin sobresaltos como hasta ahora, de ahí la necesidad de que a la Secretaría de Educación de Tamaulipas llegue alguien no por tener buenas amistades, ni mucho menos producto del pago de favores.
A la par, en el terreno sindical debe ascender si bien con capacidad de negociación y manejo político, también con la experiencia y sensibilidad, como hasta ahora ha ocurrido, para transmitir a sus agremiados la seguridad de que no hay riesgos y para captar con suficiente antelación los entresijos de las iniciativas, decretos y programas que surjan para que no lo agarren fuera de base, porque muy lejos quedó ya el perfil de grillo que era un requisito.
Ambas partes, oficial y sindical, deberán concatenar ideas, hechos y propuestas para que el escenario educativo no se convierta en una arena en la que sólo se busque deslumbrar y no abonar nada en favor de los cientos de miles de estudiantes y maestros, pero sobre todo en pro del desarrollo del Estado. Y eso sólo se logra, en la parte oficial, pasando una y otra vez los perfiles de los aspirantes a ocupar la silla que cederá Diódoro Guerra Rodríguez, a quien fuera de las tragedias sensacionalistas que le han endilgado, poco hay que reprocharle en cuanto a su capacidad y conocimientos.
Precisando: no se trata de descalificar a nadie sino de que muestren que están conscientes que no es lo mismo la cátedra que el rollo político y mucho menos que un debate.
APUNTE.- Es normal que el éxito de unos genere envidias en otros, más cuando el triunfador se la jugó con el entonces considerado rival más débil, pues resultó que el menosprecio del rival propiciara orfandades y le pusiera pausa a proyectos políticos, personales, pero sobre todo familiares.
En ese contexto de pronto priistas y panistas, 80 y 20 respectivamente, le han querido tender la cama o abrir la puerta de salida a Miguel Mansur Pedraza, haciendo circular versiones ridículas sobre un mercadeo laboral, con la única intención de minar las preferencias de que goza con quién gobernará a partir de octubre.
Hombre de trabajo y con la conciencia tranquila por hablar de frente y con franqueza, el empresario victorense ha sabido capotear pasado temporales y seguramente este no será la excepción, para molestia de muchos.
PENDIENTE.- ¿Qué sería de aquellas cuentas oficiales que en redes sociales alertaban e informaban sobre situaciones de riesgo?
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