El presidente mexicano Enrique Peña Nieto aseguro en entrevista ayer con la prensa nacional que al país mal no le ira con el nuevo gobierno de Estados Unidos. Habría que conocer a fondo cuales son las razones del presidente Peña para pronunciar tal aseveración. Sobre todo después de los desaciertos recientes en relación a la aplicación de los incrementos a los precios del diesel y las gasolinas.
Ahora bien sí sus esperanzas están fundadas en la tarea de sus canciller Luis Videgaray, que no es precisamente un buen referente por sus funciones como secretario de hacienda, donde le agrego un plus a la descomposición de la economía y las finanzas mexicanas.
Pero quizá, al menos así parece, que el presidente Peña busca congratularse y sacar raja de la relación de Videgaray con el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Lo cual es un indicativo de que esta lejos una remota independencias de las instrucciones de Washington para América Latina en particular para México.
Parece que el indicativo y la señal es clara de una profunda sumisión del gobierno peñista al mecanismo de dominio de parte de Washington, para los países emergentes o en vías de desarrollo dependientes desde décadas anteriores.
O sea que seguiremos la inercia de dependencia de las políticas anglosajonas y lejos de fortalecer los mercados y la actividad interna de la economía, como lo han hecho otros países ante el cierre de mercados anunciado por el magnate, estamos como el pobre Lazaro, esperando que caigan las migajas del magnate para consumirlas.
Una muestra de esa reiterada sumisión, puede haber sido la entrega de Joaquín Guzmán Loera como regalía por la ascensión de Trump a la Casa Blanca. Lo cual vuelve a dejar mal parado al gobierno mexicano, por su actitud oficiosa. Es decir no esperar a que te lo pidan.
El ambiente que se respira en las expresiones de los principales líderes políticos y que marcan tendencia en desarrollo y fortaleza de la economía mundial, es de incertidumbre y desconfianza por la ascensión del magnate.
En contrapelo quienes dirigen la economía mexicana sobre todo la cancillería, parecen haber lanzado las campanas al vuelo, pero no acaban de entender que el cerebro anglosajón de Trump, es pragmatismo y utilitarismo puro en toda su expresión.
No hay un premio nobel de la economía mundial que augure un futuro promisorio para de Estados Unidos y el resto del mundo financiero, de inversión pero sobre todo laboral. Por lo mismo es reiterado el excepticismo de los mercados internacionales y del concierto de inversión extranjera.
A nivel local, el gobernador panista Francisco García Cabeza de Vaca ha hecho lo propio con la política económica texana, para fomentar la buena vecindad y fortalecer el intercambio comercial que ha convertido la frontera texana con la tamaulipeca en la más dinámica del mundo comercial. Décadas atrás a que el magnate se perfilara para gobernar ese país.
Asimismo otros colaboradores cumplen también con su función de promover las bondades de esa dinámica fronteriza. Y si bien, es por donde cruza uno de los principales porcentajes de migrantes, también es cierto que en esta entidad se han desarrollado relevantes instrumentos detonadores del intercambio comercial y no solo del flujo migratorio.
Por lo pronto, una vez concluido el proceso sucesorio yanqui se habrían dado los primeros desplazamientos de tropas estodunidense en algunas zonas estratégicas del concierto internacional. No hay que ignorar que los gringos son bélicos y que la base de su economía es de guerra.