Es un político extraordinariamente disciplinado y estructurado, un hombre con una sólida ética de trabajo, hasta quienes lo consideran un mero producto mediático, o, una de las respuestas que más se escuchan: una persona que ha escalado en la política traicionando compromisos. Para ponerlo en palabras de un priista, “alguien que no sabe darle valor a la palabra”.
Lo mismo ocurre cuando se le pregunta por las voces que lo involucran en turbias inversiones en Querétaro, en desvió de fondos durante su gestión en el gobierno queretano de Francisco Garrido, en el manejo irregular de millones de pesos en la bancada panista en San Lázaro, en cuantiosos gastos personales para visitar a su familia en Atlanta.
Sin perder su sonrisa, Anaya da un guion sobre como ha minado la solvencia para abarcar todos sus gastos económicos sin tener éxito. Los números no le cuadran, y su guión cada vez está más falto de congruencia y realidad.
En el 2012 Ricardo Anaya Cortes fue encargado, junto con su correligionaria mexiquense Laura Rojas, de la campaña mediática “Peña no cumple, las mentiras y los errores de Enrique Peña Nieto”. La estrategia de los panistas era denunciar que, como gobernador del Estado de México, Peña Nieto había incumplido al menos 135 de los más de 600 compromisos asumidos en 2005, durante la campaña a la gubernatura de esa entidad. De manera simultánea, revivieron en la prensa denuncias sobre un fraude cometido por el empresario Francisco Javier Bosque Urquiza. Este declararía que Anaya le entregó ocho millones de pesos, en cheque y en efectivo. El delito era fraude maquinado, pues ofrecía inverosímiles rendimientos del 7% quincenales.
Su debut en las grandes ligas había resultado un éxito frente a los priistas, pero le hicieron pagar por eso. Anaya ha explicado que lo que le publicaron en Querétaro no es verdad, que hubo quien presionó al empresario, y que todo se trató de un intento de difamarlo.
El mito Anaya, le permitió hacer gala de algunas habilidades: su capacidad para aprender rápido y repararse ante cada situación, la efectividad de sus discursos y su manejo de sesiones complicadas. Además corrió con suerte. Le toco un momento histórico el de las reformas legislativas incluidas en el Pacto por México, y supo aprovecharlo. Fue el gran despegue de alguien que nunca ha ganado una campaña que no sea intrapartidista, pues como había ocurrido en 2009 en el legislativo queretano, al Congreso de la Unión llego en 2012 por la vía plurinominal.
Anaya dio un giro a su discurso “Yo quiero un PAN libre de compromisos y ataduras, para ser una oposición fuerte y valiente frente al autoritarismo y frente al populismo. Quiero un PAN ganador, abierto a la sociedad”.
Junto con Javier Corral Jurado, protagonizaron su único y primer debate, rumbo a la elección para la presidencia nacional del PAN. Derrotado en ese debate por Anaya que dejó a un lado su ecuanimidad y salió en plan combativo. El 16 de agosto, con más del 80% del padrón, Ricardo Anaya se hizo del partido, y no solo de la presidencia. Su triunfo, a los 36 años, lo convirtió en el segundo presidente más joven del panismo, solo detrás de Felipe Calderón.
En el 2016 a Ricardo Anaya se le alinearon las estrellas electorales. El desprestigio del PRI- gobierno, la crisis de los perredistas, que nunca se recuperaron del escándalo político de haberse involucrado, a través del alcalde perredista en Iguala, Guerrero, en la desaparición de 43 estudiantes de la Normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, y la falta de una estructura en toda la república por parte de Morena, que solo es competitivo a escala local en estados como Veracruz y, desde luego, en la Ciudad de México, dejaron a Acción Nacional como la opción para la ciudadanía que opto por un cambio tras sonados casos de corrupción en diversas entidades. Así, en la jornada electoral del 5 de junio del 2016 el PAN obtuvo de golpe siete gubernaturas: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Puebla, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz.
El PAN nunca había ganado más de tres gubernaturas en una sola jornada. Nunca llegamos a ocupar 11 gubernaturas de manera simultáneas ni con Vicente Fox. Si comparamos los votos del PAN de 2015 a 2016, el crecimiento es del 50%, dijo un feliz Anaya.
Al analizar, periódicos de tiraje nacional dio como resultado que Anaya tenía spots que se reproducían cada 30 segundos lo que le daba oportunidad de estar al aire más de 5000 horas, lo que equivale a que haya aparecido en televisión o radio durante ocho meses seguidos. Esto altero a los panistas recalcitrantes, donde exigían que Anaya dejara de utilizar recursos públicos para posicionar su imagen de cara al 2018.
Esto hizo que el partido sufriera gritas hacia el interior, dejando muchos heridos en el camino y algunos moribundos, cosa que Anaya pasó por alto y siguió con una operación estratégica donde su meta era ser el candidato de Acción Nacional. En aquel tiempo Ricardo Anaya no daba una declaración concreta sobre el matrimonio igualitario, la eutanasia o el uso recreativo y medicinal de drogas como la mariguana. No detallaba una posición, decía lo que le convenía para no decir lo que realmente pensaba. Ahora, todo es diferente el ex líder del PAN, se registró como precandidato de la coalición “Por México al Frente”.
Reiterando que México requiere un cambio profundo y de raíz, indicando que es la mejor propuesta basada en 5 ejes: seguridad y justicia, pobreza y desigualdad, combate a la corrupción, cambio de régimen y México en el mundo. ¿Quién es Ricardo Anaya y que hay detrás de esa sonrisa insidiosa?
Referencias Bibliográficas: Los Suspirantes 2018.