Por eso la gente no cree en los políticos.
En campaña le dicen a los ciudadanos que el único compromiso que tienen es con ellos, pero en la primera oportunidad brincan para donde mejor les convenga.
Un caso es el diputado local del PAN (con licencia) Carlos García González, quien dejó en claro que sus compromisos juramentados se los pasa por el arco del triunfo.
Hace unos días declaró que estaba “analizando” si regresaba o no a la curul que dejó por ir en busca de la alcaldía de Matamoros, que al final perdió de manera contundente.
El asunto es que el panista le valió gorro la posición que tenía como legislador, lo que protestó cuando asumió el cargo y el compromiso que según decía, tenía con el pueblo de Tamaulipas.
¿Por qué lo dijo?
Porque está esperando a que le den la Secretaría de Desarrollo Económico que está vacante desde hace nueve meses y que pide a gritos un titular para promover la inversión en Tamaulipas.
Es decir, busca que lo premien a pesar de que perdió un municipio importante, por el que peleó con uñas y dientes; que buscó, que le lloró, que lo encaprichó y que por fin consiguió la candidatura, pero no el cargo para el que se postuló.
O sea, quiere que le den su consolador o comúnmente conocido como premio de consolación como si se lo mereciera.
Un político de antaño comentó hace unos años que en su tiempo cuando alguien perdía una elección se le castigaba “congelándolo” unos años para que después volviera a empezar prácticamente de abajo y aprendiera la lección, y ahora, los premian con cargos públicos casi de primer nivel, como si se lo hubieran ganado.
El caso de Carlos García, es de esos. Un tipo con autoestima bastante elevada. Un tipo que quiere sobresalir a costa de lo que sea y que al final no es más que uno del montón.
Es casi un hecho que le darán el cargo, y no dude que todos los días querrá salir en los medios de comunicación vía boletines de cada cosa que haga, aunque no sea relevante.
Va a querer estar en todos los eventos.
Es más, no dude que pedirá ir a las comparecencias de funcionarios para la Glosa de lo que será el Segundo Informe de Gobierno, aunque no tenga nada que informar.
Cuando fue Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado a García González sólo le faltaba barrer y trapear. Encabezaba varias comisiones, él subía siempre a Tribuna a decir algo, lo que sea. No quería que nadie más destacara o sobresaliera.
Daba el posicionamiento de su bancada en cada dictamen a discutir. Daba todos los informes habidos. Bueno, hasta llegó a inventarse reconocimientos para él recibirlos o autopremiarse.
Pocos legisladores del PAN podían hablar en Tribuna si antes no lo hacía él.
Incluso, las iniciativas que alguien proponía debía ponerle el nombre de Carlos García como diputado adherente, si no, no les permitía presentarlas.
Siempre estaba presente en las sesiones de comisiones, aunque no perteneciera y exigía un lugar principal en la mesa.
Así de protagonista era como líder parlamentario. Imagínense cómo será ahora como titular de una Secretaría, se creerá Ministro y en una de esas, querrá ser Gobernador.
En fin.
Así las cosas; por eso es que la gente no quiere a los políticos: por incongruentes y faltos de compromiso ciudadano.
EN CINCO PALABRAS.- No hay quien le gane.
PUNTO FINAL.- “El que se va no vuelve aunque regrese”: José Emilio Pacheco.
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