El vuelco jurídico en el proceso penal que se le sigue a varios nuevoleredenses por el asesinato del periodista Miguel Domínguez, puede dar un giro al escenario político de la ciudad y la región. Han salido tantas contradicciones y tergiversaciones –de parte de la Procuraduría de Justicia de Tamaulipas– del asunto, que casi puede afirmarse que los inculpados saldrán en libertad ante la presión –o más bien, atención– que han puesto los medios nacionales al caso.
Nuevos indicios y datos que han salido a flote en otras averiguaciones, hacen presumir –por el momento– que los indiciados, unos familiares del ex alcalde Carlos Cantú Rosas– fueron arropados con el traje de chivos expiatorios.
¿Qué impactos sociopolíticos arrastrará una nueva solución al crimen?..
¿Cómo se reconfigurarían las fuerzas políticas nuevolaredenses?..
¿Qué dinámicas se crearían de regresar a Nuevo Laredo con un triunfo que lo pondrá con un pie en la alcaldía en el 2021?
La Procuraduría tamaulipeca, recurrió a un sinfín de maniobras para acomodar a candidatos opositores flanes y ganar la mayoría en el Congreso. Amagó a varios ex alcaldes panistas y priistas que iban a sumarse a MORENA y participar como candidatos a diversos cargos de representación popular. (Entre ellos: Cantú Rosas y Diego Guajardo).
Con Cantú Rosas –al parecer–, se le pasó la mano.
Mediante maniobras de abogado huizachero –como decía Emilio Portes Gil– compró testigos, testimonios y demás para implicar al ex-alcalde nuevolaredense en el homicidio de un comunicador. Se pudo poner lejos de las manos de la Procuraduría, pero no su tío que cumple pena en una cárcel tamaulipeca.
Tuvo que irse al exilio el ex presidente municipal. Y dejar descabezado, un movimiento que auguraba convertirse en un polo de despliegue político de la IV Transformación en una de las ciudades más importantes de la entidad.
La engañifa de la Procuraduría y su titular, sólo inhibió parcialmente al grupo de Cantú Rosas. Su hermana, Rosalina, participó como candidata a diputada y si no prospera la impugnación que está en medio, llegará al Congreso local.
Es decir: los Cantú Rosas, no se fueron de todo.
O más bien: no los corrieron del todo.
El retorno de Carlos Cantú Rosas a Nuevo Laredo, rompería la espina dorsal del PAN tamaulipeco –se le irían de las manos al menos 100 mil votos, que son muchos en unas contiendas cerradas como la que se esperan para el 2021 y el 2022–. Y a la vez, enriquecería la baraja de precandidatos a la gubernatura. (Y eso es destacado, toda vez que el PAN, sólo tiene al Senador Ismael Cabeza de Vaca y a la indeseable –para el PAN, y para algunos sectores reynosenses– Maky Ortiz).
E ahí el predicamento del PAN y la Procuraduría.
E ahí, el viraje oxigenante que podría venir para MORENA en la frontera tamaulipeca.
Si en alguna ciudad se desarticuló MORENA con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador fue Nuevo Laredo. La incorporación de Heriberto Cantú Deándar a la función pública, desangró al lópezobradorismo. Esto, y la desaparición del escenario local de Cantú Rosas, tiene en estado de precariedad al morenismo.
El regreso del ex-alcalde, –de ocurrir– será vital y hemoglobina pura para reagrupar ese movimiento.
El PAN, debe estar preocupado, ansioso.
En unas semanas, se replanteará el proceso.
En la familia del periodista asesinado, ya empezaron las fisuras. Esto, sin duda, aportará más información en detrimento del trabajo de la Procuraduría de Justicia del estado.
Judicializar la Justicia, o más bien: criminalizar la Justicia, nunca es bueno…
… y menos, cuando se está en un proceso de cambio de régimen.