Los gobernadores que integran la Alianza Federalista, se han convertido en los adversarios opositores más abiertos y retadores, al poder omnipotente del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
La decena de mandatarios, han escalado su beligerancia al extremo de desafiar a un presidente ‘rompe hocicos’ y ‘Ayatólico’ que ha utilizado el patíbulo de la mañanera, para enjuiciar, condenar y atemorizar a sus adversarios hasta inspirar miedo .
Cómo lo ha hecho con la mayoría de los ’enanos’ que integran los poderes legislativo, judicial y al INE a quienes ha arrodillado hasta hacerlos serviles.
Ante tanta cobardía, el bloque de gobernantes aparece cómo un contrapeso natural a López Obrador, al pintar su raya e impulsar la separación y respeto del gobierno federal a los presupuestos y decisiones de los estados.
Cómo parte de su asonada también rompieron con la Confederación Nacional de Gobernadores, por abandonar los principios de sus orígenes.-Fortalecer el federalismo- luego que la CONAGO se ha exhibido como un ente ‘felatista’ del presidente.
En la más reciente reunión de la Alianza Federalista, en Aguascalientes los gobernadores subieron el tono de la confrontación con el Presidente al cuestionar y exhibir sus afanes patrimonialistas y electoreros detrás del agandalle de los recursos que consumará al desaparecer 109 fideicomisos, lo que dejaría con menos recursos a los Estados y en el desamparo a diversos sectores del país.
En defensa de los fideicomisos y en una muestra de rivalidad al presidente, anunciaron que impugnarán ante la Suprema Corte la extinción de los fideicomisos.
Sin duda que en este desafío cuatro de la decena de mandatarios se están jugando el todo por el todo, pues se encuentran en la recta final de sus mandatos cómo ocurre con; Javier Corral de Chihuahua, Ignacio Peralta de Colima, Jaime Rodríguez de Nuevo León y Silvano Aureoles quienes saben que enfrentan a un presidente, revanchista y socarrón.
Y lo saben bien, porque desde ahora, han sufrido la represión presupuestal que ha ordenado desde el gobierno federal para los Estados, donde Obrador ubica a sus enemigos.
A quienes con desenfado también ataca y desprestigia a través de sus ‘chairos’ y bots en redes sociales .
Sin respeto a la investidura presidencial, no ha dejado de mostrarse intolerante y faccioso lo que está provocando una crisis de gobernabilidad en el país con consecuencias inevitables.
Históricamente, se sabe que con los autoritarios, no se puede razonar.
Y los gobiernos déspotas en todo el orbe, acaban cómo víctimas de su falsedad.
Es tangible que a 22 meses en el gobierno, López Obrador tiene un país partido y cada vez más en su contra.
No hay que olvidar la historia separatista de los pueblos, como ocurrió con Texas que en 1830 declaró su independencia, para unirse a Estados Unidos.
Ni pasar por alto que tres de los Estados que hoy pertenecen a la alianza federalista cómo lo son: Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas que hoy proponen romper el pacto federal por inequitativo, trataron de separarse de México, para formar la República del Río Grande.
Lo riesgoso es que López Obrador, no ha reparado en que el mayor peligro de los gobiernos, es querer gobernar demasiado y peor cuando lo hacen mal.