El próximo cinco de junio, los tamaulipecos tenemos una cita con las urnas para elegir al sustituto de, Francisco García Cabeza de Vaca, en la gubernatura.
Aunque serán más los participantes en la disputa por el cargo político más relevante en el estado, la realidad es que los electores solo tendremos de dos sopas para decidir: un gobernador emanado de Morena o uno del PAN.
Ya sabemos que por Morena el abanderado será, Américo Villarreal Anaya, y por el PAN, César, “El Truco”, Verástegui.
¿Qué nos conviene más a los tamaulipecos: un gobernador del PAN o uno de Morena? Esa es la interrogante que desde ahora nos estamos haciendo muchos ciudadanos, y que valdría la pena fuéramos razonando o reflexionando con suficiente anticipación.
Porque, a querer o no, la decisión que tomemos tendrá que ser en función de conveniencia.
No es una decisión fácil, por eso ojalá y que, usted y yo nos demos el tiempo necesario para ir evaluando, desde ahora, los pros y contras de cada uno de esos partidos y, sobre todo de cada candidato.
Villarreal Anaya es un cardiólogo prestigiado en la capital del estado, con una larga trayectoria en el servicio público, particularmente en el área de salud. Es hijo del exgobernador priista, Américo Villarreal Guerra.
Algo que no abona a su favor es el partido al que representa. Contra lo que pudiera pensarse, y a pesar de lo que afirman sus dirigentes, al país no le ha ido nada bien en los tres años que Morena lleva gobernando.
Morena ha sido un fracaso como gobierno.
México está sumido en un baño de sangre por la violencia desatada por los grupos criminales. Es cierto, se trata de un problema que ya veníamos arrastrando, pero en los tres últimos años las cosas se han agravado. Las cifras delictivas son de miedo.
Los rezagos en materia de salud son enormes. La economía nacional está por los suelos. La inflación no cesa, con las consecuencias que eso implica. La pobreza se ha “disparado”.
El presidente, Andrés Manuel López Obrador insiste en que tenemos un país diferente, pero la realidad nos golpea con brutalidad.
En razón de esa realidad nacional, ¿por qué tendríamos que creer que nos conviene un gobernador emanado de Morena?
La capital de Tamaulipas es gobernada por Morena, ¿y acaso nos ha ido bien a los victorenses? La respuesta es un lastimoso no. Al menos este año el gobierno federal no le autorizó a Victoria presupuesto extraordinario para resolver, aunque sea un poco, sus más graves problemas, entre ellos el del desabasto del agua.
Y otra pregunta: ¿Qué nos garantiza que con Morena en el gobierno el baño de sangre nacional no alcanzará a Tamaulipas, y pondrá en riesgo la paz y tranquilidad que hemos tenido desde hace al menos cinco años?
En el lado del PAN, el candidato es un ingeniero agrónomo, nativo de Xicoténcatl. Forjado en la rudeza del campo, César Verástegui Ostos es un personaje con bastante empatía con los grupos más vulnerables.
Es un personaje carismático y eso le permite conectar con los ciudadanos. Es raza, pues.
En la actual administración estatal ocupó durante más de cinco años el segundo cargo más relevante: el de secretario general de gobierno.
Podría decirse que “El Truco” es quien mejor conoce la problemática que aqueja a Tamaulipas, y eso es una ventaja.
Se le atribuye el mérito de haber contenido la gravísima inseguridad pública que padecía Tamaulipas al inicio de la administración estatal, por lo que su llegada a la gubernatura podría garantizar continuidad en ese rubro.
¿Quién nos conviene más? Esa es la pregunta que tendríamos que irnos respondiendo desde ahora.
Por lo demás, hay que aclarar que habrá otras competidores en la contienda electoral. Por Movimiento Ciudadano (MC) se postulará el exalcalde victorense, Arturo Diez Gutiérrez, y se sumará a la competencia al menos un independiente.
Sin embargo, no tienen la mínima posibilidad de un triunfo. Lo más probable es que, días antes de la elección terminen declinando a favor del panista o del morenista.
ASI ANDAN LAS COSAS.
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