Andrés Manuel López Obrador, será el presidente que inauguró las políticas anti-neoliberales con más éxito en el mundo. Demostró que hay otras fuerzas mucho más definitorias que el mercado y menos perjudiciales para las mayorías; al mismo tiempo, enseñó que los caminos que nos vendieron las élites para el desarrollo y el crecimiento eran falaces y ofrecían progreso y riqueza solamente para unos pocos.
El haber sacado de la pobreza a casi diez millones de mexicanos es uno de sus grandes triunfos.
El abatir el desempleo, a índices sorprendentes es otra llamativa estadística.
El haber aumentado los salarios mínimos, en un 300 por ciento más que en los años de gobiernos neoliberales es un avasallante dato para los detractores.
Gabriel Boric, presidente de Chile, se dice un hombre de izquierda. Pero no ha podido darle, un solo giro a las políticas neoliberales que han asfixiado a los chilenos desde hace décadas. Ni en el discurso se le ve, querer tocar todo el andamiaje anti-popular que le heredaron.
Las élites chilenas, mantienen macizos sus privilegios.
Boric ha entendido pronto, que no es lo mismo pensar que hacer.
Pepe Mujica en el Uruguay, dejó un legado ejemplar.
En lo personal…
…en lo individual.
Con sus políticas de modestia reflejadas en su forma de vivir –pobreza monástica–, poco pudo hacer para dejar en la Constitución sus formas de gobernar. Es decir, enseñó en gobernar en la indigencia a los potentados que se negaron a aceptar sus posiciones.
Casi nadie siguió su ejemplo.
Ni sus compañeros de partido, ni seguidores ni simpatizantes.
Mujica, terminó sus días de político con grande reconocimiento e incuantificable respeto.
Fue como un relámpago, en el oscuro cielo uruguayo.
Lo que no pudo hacer el presidente Mujica, es que en sus políticas públicas se vieran los esfuerzos por cambiar de raíz la sociedad.
López Obrador, asediado por los poderes fácticos, asediado por potencias extrajeras, cercado por la violencia y los grupos que la promovían, logró cambiar las reglas del juego.
Pudo dejar en la Constitución cambios tan fundamentales, como el de las políticas sociales. Desde este momento, si se plantea cambiar lo que la Máxima ley contempla al respecto tendrá que contar con una mayoría calificada; es decir: las medidas antineoliberales, están reglamentadas constitucionalmente.
Es la diferencia de un presidente que viene de la lucha social y un presidente que tiene sus orígenes en la burocracia de los partidos.
Es la diferencia de un presidente que viene de la oposición acompañado por el pueblo, y un presidente que se hizo acompañar por las élites.
Es la diferencia de un presidente que tiene orígenes populares y un presidente que posee sus raíces en los poderosos.
Son muchas las diferencias.