Nuevo Laredo, Tamaulipas.- El auditorio se quedó en silencio cuando una joven estudiante, con lágrimas en los ojos, salió en el video proyectado y agradeció a la presidenta municipal, Carmen Lilia Canturosas, el apoyo para obtener su título profesional.
Ese instante fue el más conmovedor del primer informe de gobierno de la alcaldesa, un momento que sintetizó lo que ella quiso proyectar: un gobierno que cambia vidas, que se acerca a la gente y que coloca la educación como un eje de la transformación social.
Pero más allá de la emoción, la narrativa del informe fue clara: Nuevo Laredo se consolida como el municipio más fuerte del norte de Tamaulipas. Becas, uniformes escolares, vacunación, programas de salud, protección animal, obras públicas y deportivas, alumbrado, calles pavimentadas y proyectos hidráulicos se fueron desgranando en testimonios de vecinos, empresarios y comerciantes que confirmaron, con voz propia, la dimensión de la gestión municipal.
El formato audiovisual del informe impactó. Las imágenes mostraron a los beneficiarios, a las obras en ejecución y a la ciudad que se moderniza.
No fue un discurso frío, sino una crónica visual de lo que se ha hecho y lo que falta por hacer. A ello se sumó el aval de los inversionistas y la confianza del sector privado, un mensaje que resonó fuerte en el escenario político y económico de la frontera.
Entre los invitados, detrás de la tercera fila, estaban diputados federales, legisladores locales, alcaldes y funcionarios federales.
Conversaban al oído, se miraban con complicidad y seguían el discurso con atención. Porque este no fue solo un informe administrativo: fue también un mensaje político de poder.
Desde el templete, Carmen Lilia lanzó una declaración sin ambigüedades:
“Tamaulipas ha sido, es y seguirá siendo el cruce fronterizo más importante del país, y eso pasa aquí, desde Nuevo Laredo, aunque no les guste a algunos”.
La presidenta municipal no habló solo como gestora de obras. Habló como una figura política en ascenso, que se asume parte de la Cuarta Transformación, respaldando a Claudia Sheinbaum y a Américo Villarreal.
“Somos su casa, somos su estandarte”, dijo a la presidenta de la República, mientras reconoció al gobernador como el líder que logró rescatar a Tamaulipas.
Con un tono firme, subrayó que en Nuevo Laredo se construye un gobierno humanista: educación, salud y agua como derechos garantizados; prosperidad compartida como bandera; y la promesa de una vida mejor para las familias.
“En mi gobierno actuamos con profundo amor por esta tierra”, insistió, antes de reconocer a su madre, a su padre Carlos Canturosas, a sus hermanos, a su esposo Óscar Mario Hinojosa y no pasò por alto a sus hijos, quienes —dijo— le dan fuerza para no rendirse nunca.
La crónica de este informe dejó un sello inequívoco: Carmen Lilia no solo rinde cuentas como alcaldesa, también se proyecta como una de las mujeres más influyentes de la política tamaulipeca.
En el primer año del segundo periodo y al que llega en a cuatro años al frente del municipio, la narrativa que construyó se sostiene en hechos visibles: calles iluminadas, escuelas apoyadas, infraestructura en marcha y una ciudad que se asume como “capital de las inversiones, importaciones y exportaciones”.
Al cerrar su mensaje, la presidenta fue contundente:
“Vamos bien y vamos a ir mejor. Juntos lo hacemos posible, y lo haremos mejor”.
El aplauso final confirmó lo que muchos ya comentaban entre pasillos: el liderazgo de Carmen Lilia se consolida no solo en Nuevo Laredo, sino en todo Tamaulipas.