Ciudad de México.- Meses antes del asesinato de un estudiante dentro del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, los profesores ya habían advertido sobre la inseguridad en el plantel. En abril entregaron a la dirección un oficio, sellado de recibido por Rectoría y la Secretaría General del CCH, en el que documentaban agresiones previas y proponían medidas concretas: reforzar la vigilancia, sancionar ataques a docentes, instalar cámaras de videovigilancia y activar protocolos de emergencia.
El documento advertía que las agresiones contra profesores y alumnos se habían vuelto frecuentes y que la falta de medidas de contención ponía en riesgo a toda la comunidad. Sin embargo, las demandas quedaron en el aire.
La semana pasada, un estudiante fue asesinado dentro del plantel y un trabajador resultó herido. La tragedia encendió la indignación de profesores, padres y alumnos, quienes hoy insisten en que el regreso a clases presenciales no puede darse sin compromisos tangibles de seguridad.
Durante una asamblea virtual de casi tres horas realizada este martes, a la que se sumaron alrededor de 250 docentes, se coincidió en que el problema no es nuevo y que la crisis pudo haberse evitado si las autoridades hubieran atendido las advertencias hechas desde abril.
En el encuentro se plantearon medidas inmediatas: credencialización obligatoria en accesos, torniquetes, detectores de metales en las entradas principales, protocolos claros de evacuación y atención a emergencias, así como mayor profesionalización del personal de vigilancia. También se insistió en programas de apoyo psicológico para estudiantes y docentes, y en un monitoreo más riguroso de amenazas en redes sociales.
Aunque hubo voces que alertaron sobre el riesgo de “criminalizar” a los estudiantes con ciertas medidas, el consenso general fue que el plantel no puede reabrir sin condiciones mínimas de seguridad verificables.
Los profesores denunciaron además haber sido marginados de reuniones recientes con autoridades, lo que profundizó la sensación de exclusión y falta de representación. “Fuimos olímpicamente ignorados”, resumió uno de los docentes