Por MARK BRADSHAW
El Gobernador de Tamaulipas ha firmado tres convenios con universidades privadas de Texas en los últimos tres meses, para intercambios académicos y estudiantiles.
“La formación del capital humano forma parte fundamental de nuestra agenda energética (…) para formar tamaulipecos aprovechando la capacidad instalada que tiene esta extraordinaria universidad”, comentó Egidio Torre Cantú refiriéndose al TAMIU de Laredo.
Sin embargo, en la frontera mexicana, Nuevo Laredo aún sufre la clausura de la Universidad Valle de México, donde cientos de estudiantes tuvieron que dejar sus estudios en la escuela de paga con la mejor oferta educativa disponible; y con la única opción de irse al campus regiomontano con todos los costos que ello acarrea. Claro, a ninguno se le ha devuelto su colegiatura o pagos previos.
Pedro Kumamoto, un joven de 25 años que corre como candidato independiente a diputado de Jalisco, dijo algo que ningún político tamaulipeco o neolaredense ha mencionado al respecto: “siempre que se cierra una universidad, creo que debemos replantearnos como sociedad qué hemos hecho mal”.
“Tenemos que estar muy atentos sobre cuáles son las prioridades de nuestros gobiernos: por un lado es generar mano de obra barata para una industria que paga barato y que cobra con mucho esfuerzo, lágrimas y horas al trabajador que no le remunera dignamente; o si le están apostando realmente darle un valor agregado a nuestras industrias para tener una economía no basada en la manufactura, sino en la creación de contenidos, patentes, industrias sustentables y amigables con el medio ambiente”, comentó el candidato al Distrito 10 por Zapopan.
Egresado de la Universidad Jesuita de Guadalajara (ITESO) de la carrera de Gestión Cultural y aún estudiante de Ciencias Políticas, Kumamoto pone su bandera a media asta cuando se le dice que la UVM cerró en esta frontera por algún motivo ajeno a la seguridad o una pésima administración.
Mientras tanto, el Secretario de Educación de Tamaulipas, Diódoro Guerra Rodríguez, vino a pasearse por segunda vez en menos de una quincena a Nuevo Laredo para (oficialmente) inaugurar la instalación de ocho comedores estudiantiles en escuelas de tiempo completo; para que al terminar lo que oficialmente considera “horario laboral” pueda irse a platicar con la candidata a la diputación federal por el Distrito 01, Yahleel Abdala, para así comenzar a fraguar lo que será una campaña electoral para el Partido Revolucionario Institucional.
Claro que el doctor hizo énfasis que sus reuniones eran fuera de horario de trabajo, cuando el jueves pasado fue bien sabido que se reunió con la candidata tricolor antes del medio día, prácticamente en horario de oficina.
Mientras el Secretario juega al ajedrez político, el INEGI determina que Tamaulipas y Nuevo Laredo tienen un grado promedio de escolaridad de la población de 15 y más años estancado en 9.1. Es decir, que tanto el Estado como su frontera tiene una formación académica de un alumno que apenas inicia el tercer año de secundaria; e increíblemente es uno de los mejores nacionales y estatales.
Mandar mentes tamaulipecas al extranjero para que estudien, y luego regresarlos para que trabajen, es algo bueno para alumnos, escuelas y sociedad en general. Pero politizar la educación es lo que mantiene la baja calidad académica en los institutos, cierra universidades y estanca el grado de escolaridad, sólo genera la mano de obra que termina rotándose infinitamente en empresas que pagan poco y exigen mucho.
Si plantearse qué se está haciendo mal como sociedad respecto a la educación que hay en el Estado fuera un examen, Tamaulipas sólo podría llenar los datos.