Por: Itzchel Moreno
En ocasiones sucede que el dolor, los nervios y el miedo nos paralizan tanto que evitamos hablar y muchas de nosotras, lejos de externar el sentimiento por temor a la crítica, ingerimos chocolates, helado, pasteles y bombones… luego vendrá el arrepentimiento con el cuerpo y el sentimiento de frustración podría ser peor.
Albert Ellis, un reconocido psicólogo de mediados del siglo pasado, que alcanzó a ver los albores del siglo XXI, fue considerado el mejor psicólogo de nuestro tiempo por desarrollar la terapia racional emotiva conductual.
Además aseguraba que la sociedad padecía de analfabetismo emocional por exigirnos a nosotros mismos la perfección y no admitir que los seres humanos en más de una ocasión, sencillamente se equivocan.
A él se le reconoce un libro clásico en la década de los 60, “Sexo sin culpa” y otros libros en los que enseña a liberar la perfección, para deshacerse de la angustia o los tormentos sin razón.
Él afirmaba también que el ser humano está siempre en constante reconstrucción, porque tiene la capacidad natural de reconstruirse a sí mismo.
Entre las mujeres esta Shinoda Bolen, Psiquiatra y una especialista en espiritualidad femenina, que trabaja a través de los círculos de mujeres para fortalecer los sentimientos que, como ella dice, debiliten la fuerza femenina.
Otros en occidente se enrolan en diversas manifestaciones alternativas, que separan de las religiones tradicionales, llamándole: espiritualidad, pero es todo aquella disciplina en busca del equilibrio emocional o la esencia del ser humano.
Un estudio en España de Mónica Cornejo de la Universidad Complutense de Madrid, denominado Religión y Espiritualidad ¿Dos modelos enfrentados?, devela que las nuevas generaciones buscan en la religión una herramienta para el empoderamiento personal, mientras que otras religiones dependen de un poder externo, pero coinciden en que todos los que deciden por agrupaciones alternativas conocen de disciplinas holísticas y esotéricas.
En México el porcentaje de población católica ha disminuido a 88 por ciento a partir del año 2000 y en este mismo año el 7.6 por ciento de la población admitía profesar una religión distinta a la católica, lo que equivale a seis millones y medio de personas en el país.
Mientras que 62 mil 500 personas, no profesan ninguna creencia religiosa o bien omiten su religión por ser minoría.
En Tamaulipas la población sin religión aumentó de 1970 al año 2000 con 118 mil 986 habitantes que decidieron vivir bajo una doctrina personal, mientras que en 1970 apenas se tenían 23 mil 572 personas que vivían su propio credo.
Las religiones aumentaron en los últimos 40 años y todos los individuos buscan un equilibrio emocional, una liberación de estrés que causó la autoexigencia, la falta de perdón a sí mismo y la analfabetización emocional.