(Agencia)
Ciudad de México.- Investigadores de la Universidad de California en Davis demostraron una asociación directa entre el consumo de bebidas azucaradas y el aumento de enfermedades cardiovasculares sin padecer necesariamente sobrepeso y obesidad. Si bien éstas dos son asociadas al consumo de bebidas y alimentos de alto contenido calórico, no se ha puesto énfasis a los padecimientos que generan en el corazón y vasos sanguíneos.
El estudio “A dose-response study of consuming high-fructose corn syrup-sweetened beverages on lipid/lipoprotein risk factors for cardiovascular disease in young adults” —encabezado por Kimber Stanhope, del Departamento de Biociencias Moleculares de la universidad—, publicado recientemente en American Journal Clinical Nutrition, determina las afectaciones a la salud que tendría el consumo de bebidas azucaradas en tres diferentes concentraciones.
El análisis estudió cuatro grupos de individuos de entre 18 y 40 años, que consumieron bebidas azucaradas en diferentes dosis —excepto el grupo de control— durante dos semanas. Las cantidades fueron equivalentes a 10%, 17.5% y 25% de la ingesta diaria de calorías para cada participante. El primer grupo ingirió cerca de 50 gramos de azúcar en bebidas cada día (equivalente a un refresco de 500 ml); el segundo 87.5 gramos (un refresco de 500 ml más una lata de 355 ml) y el tercero 125 gramos (dos refrescos de 600 ml).
Los resultados mostraron que sólo dos semanas después los participantes en los tres grupos incrementaron su riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, así como de ácido úrico, en un aumento dependiente de las dosis. La relación entre las bebidas azucaradas y las enfermedades cardiovasculares fue independiente de la ganancia de peso.
MÉXICO REFRESQUERO. Estos estudios cobran mayor interés para México considerando que es el primer país consumidor de refrescos y la obesidad, diabetes y padecimientos cardiovasculares son la primera causa de muerte: alrededor de 150 mil al año, de acuerdo con el INEGI. Debido a esta asociación, la organización civil El Poder del Consumidor (miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria) alertó que el estudio de la Universidad de California genera más evidencia para demostrar el peligro a la que está expuesta nuestra población por el consumo de estas bebidas —un refresco de 600 ml contiene el equivalente a 12 cucharadas de azúcar.
“Es una evidencia más del efecto nocivo de estas bebidas y al que no se le había dado mucha difusión”, señala Fiorella Espinosa, coordinadora de Investigación en Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor. “Aunque el estudio encabezado por la doctora Stanhope sea clínico, indica que hay una respuesta dócil del organismo al consumo de azúcar a través de estas bebidas”.
La especialista refiere que si bien el estudio fue realizado en población estadunidense, por nuestro perfil genético los mexicanos somos más propensos a desarrollar obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. “Aún no podemos establecer que en la población mexicana el riesgo es el mismo, pero no podría ser menor”.
IMPUESTO MAYOR. Por ello, la organización propone que el incremento del impuesto a estas bebidas pase del 10 al 20 %, a la vez que se asegure que los montos recaudados financiarán acciones de prevención del sobrepeso y obesidad. Paralelamente, enfatizan la importancia de mantener los costos del agua embotellada por debajo de las bebidas azucaradas e instalar bebederos en escuelas y áreas públicas para el fácil acceso de la población.
Existe amplia evidencia de los efectos de estas bebidas en la salud, puntualiza Fiorella Espinosa, no obstante lo novedoso del estudio referido es su rápido efecto en la actividad cardiovascular. “Esa es la alerta que queremos dar y debido al alto consumo de refrescos que existe en el país, y al que están expuestos los niños. Es algo que las autoridades sanitarias del país no pueden soslayar”, añade.
Stanhope enfatiza en sus conclusiones que los resultados demuestran la sensibilidad del organismo para responder a un aumento en el consumo de azúcar añadido en las bebidas. “Es impactante cuando ves los cambios que se han tenido después de dos semanas de consumir estas bebidas y piensas en niños que lo consumen en el desayuno, la comida y la cena durante toda una vida. Seguramente ningún padre con este conocimiento introduciría este riesgo en la vida de sus hijos”.