Por Itzchel Moreno
¿A dónde llevarán los efectos de las generaciones que comienzan a apostar por un género neutral?
Aún no se sabe… porque también comienzan a tropezar las tendencias de los jóvenes padres que superaron la obediencia hasta darle al niño libre albedrío desde la cuna.
Son padres que eligieron para su hijo un nombre que no le clasifique como hombre o mujer, le permiten utilizar tonos pastel, que por tradición se reservaban para las niñas y a ellas les puedes ver jugando con robots sin que nadie critique su elección.
Todo con la idea de que ellos elegirán cuando deban hacerlo…
Son niños que apenas inician preescolar y ellos son padres que fueron más allá de los comportamientos de género que aprendemos al convivir en sociedad y que estableció Norma Vázquez, en la tabla “El ABC de género”.
Norma Vázquez, establece algunos comportamientos humanos comunes, como la actividad, donde al niño se le califica como inquieto y a la niña nerviosa.
Pícara, cuando la mujer es desinhibida y en ocasiones hasta coqueto si le conocemos al hombre su debilidad por las chicas.
Muchas veces a la mujer se le cataloga de tímida y esa etiqueta le persigue durante la adolescencia, en el noviazgo, en el matrimonio nos convierte en frígidas, luego en sumisas y pasa de largo el desarrollo profesional, pues para entonces ella ya era dócil.
Pero cuidado que la niña sea desenvuelta o que exponga sus ideas porque se hará rebelde, grosera, agresiva y terca.
¿Cuántas veces encasillaste a tus hijos?… ¿Cómo te calificaron a ti?
Siempre es tiempo de cambiar, porque somos curiosas e inteligentes, porque analizamos sin que el cambio de decisión nos convierta en la mujer voluble.
Crecer sin género fue una decisión de los padres.
Nosotros, hombres y mujeres conscientes podemos hacernos libres tan sólo aceptando las múltiples reacciones del comportamiento humano