(Agencia)
Ciudad de México.- Un equipo de científicos de Estados Unidos reveló el epigenoma (modificación química del ADN en el genoma) de más de una docena de órganos humanos, publicó la revista Nature.
Los investigadores, del Instituto Salk de La Jolla (EU), constatan que si bien el proceso químico conocido como metilación “no cambia la secuencia genética heredada del individuo”, sí “tiene un profundo efecto en el desarrollo y la salud”.
El estudio de epigenoma humano muestra la conexión entre el medio ambiente y la expresión de nuestros genes. Los científicos de Salk, que analizaron las células de 18 órganos de cuatro donantes adultos y niños, elaboraron “un atlas de los epigenomas de los órganos que sirve de punto de partida para entender el papel de los marcadores químicos en el desarrollo, la salud y la enfermedad”.
“Lo que hallamos es que no todos los órganos que analizamos son iguales en términos de sus pautas de metilación”, dice uno de los autores del estudio, Joseph R. Ecker, director del Laboratorio de análisis genómico de Salk.
Aunque el genoma de un individuo es el mismo en cada célula, los epigenomas varían debido a que están relacionados con los genes que cada célula utiliza en cada momento.
Por ejemplo, señalan los expertos, los marcadores de metilación ayudan a las células sanguíneas a ignorar los genes requeridos para ser una célula del cerebro o del hígado, y pueden variar a lo largo del tiempo, dependiendo de la edad de la persona, su dieta o su entorno.
Al analizar los órganos de cuatro donantes, el equipo constató, como preveía, que “las pautas (de metilación) se asocian a los genes que se sabe que son importantes para las funciones de cada célula”.
Pero también descubrieron aspectos nuevos en esos órganos, como una forma inusual de metilación, llamada metilación no-CG (sin base de citosina y guanina) que se pensaba que sólo estaba extendida en las células cerebrales y madre.
Otro hallazgo de este equipo fue el diferente grado de metilación que existe en los diferentes órganos, siendo muy bajo en el páncreas y mucho más alto en el timo, sin que de momento se sepa la razón de esta diferencia.
Los expertos advierten de que este estudio es sólo el principio del trabajo que hay que hacer para llegar a comprender las pautas de metilación del ADN.
En todo caso, esperan que su investigación sirva como una base para “comprender de qué manera las enfermedades que afectan a los órganos estudiados se reflejan mediante cambios en el epigenoma”, subrayan.