La no anunciada reforma laboral recorre las entrañas del sistema educativo. Los profesores tamaulipecos están sorprendidos de que los grandes maestros del saqueo y el chantaje, con son ahora Rafael Méndez, Teresa Espronceda, El eminente Faraon, Diodoro Guerra y hasta Jorge López Tijerina, estén exentos de la evaluación educativa. Le faltan líneas a este escribiente para enumerar a otros que se mofan de ser profesores.
Apreciables maestros, mis respetos para ustedes. Sabido estoy que los comerciantes de la educación no son posición de ustedes, porque a esa noble dependencia, cada sexenio llegan los funcionarios como los conquistadores de la Nueva España. Unos liberados del calabozo y otros desheredados por las familias reales. Ambos no con hambruna, sino como los romanos. Se arquean para volver tragar.
Debo reconocer que soy un abstemio de este género periodístico, no es lo mío. No obstante hare un esfuerzo. Porque quienes esta hastiados de las practicas en este país, en este Tamaulipas que el resto de los mexicanos ven con excepticismo, plantea retos y desafíos, sobre todo para la clase trabajadora, que se quema las pestañas y madruga para llevar el alimento del espíritu a los escolapios en los planteles educativos.
Por lo mismo resulta patético conocer, enterarse que los rectores de la norma educativa. Sí, los dueños de la nomina. Como son los miembros del gabinete educativo, que en otros países le llaman ministros. Caigan en bajezas y conviertan ese ministerio en un centro comercial de plazas administrativas, docentes, directivas y todas las marcas que hay en ese Parián de la encomienda constitucional.
De verdad que no deja de sorprender que en la candidez de algunos docentes, repugna a su entendimiento, como es que en el Tamaulipas de ustedes, tenga cabida un ministerio educativo que no sólo reciben embutes a cambio de dar empleo, sino que cotiza como en la bolsa newyorkina, las adscripciones educativas.
Durante una reunión a puerta cerrada, el gran maestro Faraón fue preciso. Si ustedes quieren una plaza, dicen por ahí, no los conozco ni se quienes son. Pero una plaza administrativa se cotiza en 150 mil morlacos.
Debe ser, sobre todo porque en el mundo de las realidades, corre como el grito de los subastadores por las oficinas del canciller de la calzada tamatanera, la versión de que Teresa Espronceda fue premiada con una unidad motriz de la marca CRV a cambio de unas claves de base y libres de oposición y concurso.
Ahí sí que tiene harto trabajo la señora contralora del estado Gilda Cavazos Littera, pero también se hará de la vista obesa, porque a más de uno de sus parientes, le alcanzaron las bendiciones del Faraón. Lo mismo que al secretario de finanzas también obtuvo su dote, Jorge Abrego Adame, quien de antaño heredó de su padre Silvestre las acciones de la Normal Superior, del Tamaulipas de ellos, pero ni por eso tienen llenadera.