Ciudad de México.- El nuevo director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), el alemán Johann-Dietrich Woerner, quiere instalar un laboratorio permanente en la Luna en el que trabajen astronautas y robots y que sirva de base para eventuales misiones a Marte, como centro de explotación minera o como complejo turístico.
“Propongo ir a la cara oscura de la Luna y crear una ‘aldea lunar’, que no significa que vaya a tener casas, ayuntamiento e iglesia, sino un lugar para que los distintos países puedan aplicar sus competencias a través de astronautas o de robots”, declara en una entrevista el responsable de la ESA para los próximos cuatro años, que asumió el cargo el pasado 1 de julio.
Ingeniero civil de 60 años y hasta ahora responsable de la delegación germana ante la ESA, Woerner se explica en las entrañas de la sede central de la agencia, en París, donde comparte su visión para el futuro de esa organización en una conversación que salpica de ejemplos mundanos y referencias a la ciencia ficción.
“Un laboratorio en la propia Luna donde se pudiera construir un telescopio que, aprovechando la sombra, permitiera una mejor observación que desde la Tierra. También llevar a humanos, como punto intermedio para llegar a Marte. Y está la posibilidad de desarrollar la minería lunar, el turismo… una gran gama de actividades que deberíamos empezar a discutir ahora”, prosigue.
El lugar con que sueña Woerner, una idea que barrunta la NASA desde hace años, sustituiría a la Estación Espacial Internacional, laboratorio construido por módulos que orbita alrededor de la Tierra desde 1998 y que supuso un hito en la colaboración internacional en el espacio, pero cuya vida útil terminará entre 2024 y 2028.
Por ahora, Europa solo se ha comprometido a participar en esa aventura científica hasta 2020, así que el primer objetivo de Woerner pasa por prolongar la contribución europea a la EEI para involucrar después a la ESA en la construcción de una “aldea lunar”.
“Si alguien viene con una idea mejor, estupendo. Pero al menos tenemos un punto de partida”, abunda Woerner, que dirige una organización con un presupuesto para 2015 de 4.433 millones de euros, notablemente inferior a los 14.000 millones de euros anuales de la NASA o a los 8 mil 800 millones de la rusa Roscosmos.