Ciudad de México.- Mirada extraviada. Labios entreabiertos. Orejas para atrás igual que las aguzan los perros al acecho. El ceño adusto tras las gafas y una gorra de policía. Las lonjas colgadas sobre el cinturón. Los botones de la camisa con su nombre bordado amenazan con salir disparados. La foto de Rubén Espinosa Becerril resultó implacable con el Gobernador veracruzano. Javier Duarte retratado de pies a cabeza: autoritaro, rencoroso, desconfiado, rabioso, felón.
Es la imagen escogida por el equipo de la revista Proceso para ilustrar la portada del número 1946. La mitad del cuerpo de Duarte en todo lo alto y ancho. Una imagen como síntesis del contenido: “Veracruz, estado sin ley”, decía el encabezado en la tapa.
En interiores un reportaje sobre los homicidios de periodistas en Veracruz y las complicidades de los funcionarios para no esclarecerlos; otro para el tercer aniversario del asesinato de Regina Martínez, impune; y uno más de priistas que van por la vida lanzando incienso al duartismo.
Con técnica y composición para ilustrar los reportajes que describieron la miseria, la tragedia y la corrupción campante en Veracruz. Pero ni una como la de Rubén Espinosa. Por eso ganó la portada.
Don Manuel Buendía -asesinado por la espalda durante sexenio de Miguel de la Madrid- decía que la crítica no molestaba tanto a los poderosos, como dejarlos al desnudo con ironía y un refinado sentido del humor. Así lo hizo Rubén Espinosa en Proceso 1946; pero con la lente.
No cabía de contento por su portada. Lo dijo a todos sus amigos. Lo festejó, y humilde, para el mediodía del domingo comenzó a olvidarlo para comenzar a trabajar en la siguiente foto de ocho columnas.
Proceso 1946 arribó a Xalapa y Veracruz tal vez el sábado por la tarde para que estuviera circulando el domingo tempranito; pero grupos de personas, jóvenes ante todo, en coches particulares y camionetas, comenzaron a comprarlas por montón.
Con la portada de la Proceso 1946 Rubén Espinosa quedó en la mira. Habrían de venir otras agresiones, el acoso desde el Palacio de Gobierno por medio de una horda de orejas. Tenían consigna. Le tomaban fotos en las protestas y ruedas de prensa de quienes exigían justicia o denunciaban algún abuso desde el poder.
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