Ciudad de México.- Los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 en México “no fueron incinerados en el basurero municipal de Cocula”, afirmó el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que estudió el caso.
“No existe ninguna evidencia que apoye la hipótesis generada con base en testimonios de que 43 cuerpos fueron cremados” en el basurero, el 27 de septiembre de 2014, aseguró al presentar el documento José Torero, un especialista en incendios que formó parte del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) que elaboró el documento.
Asimismo, el GIEI recomendó a las autoridades mexicanas investigar el móvil del traslado de estupefacientes como una de las líneas prioritarias, pues explicó que el grupo delictivo Guerreros Unidos utiliza autobuses para trasladar heroína a Chicago, uno de sus principales mercados.
El ataque pudo ser porque los jóvenes interfirieron, sin saberlo, con el traslado de un cargamento de drogas o de dinero, que habría ido en uno de los camiones que ellos “tomaron” ese día para transportarse.
Indicó que el gobierno realizó confusos reportes acerca de la existencia de un quinto autobús en el que viajaban los estudiantes y que podría haber contenido drogas o dinero del cártel referido, y que éste trató de recuperar en complicidad con fuerzas de seguridad.
“La acción de los perpetradores estuvo motivada por lo que se consideró una acción llevada a cabo por los normalistas contra intereses de alto nivel”, señaló el informe respecto al móvil del crimen.
Tras seis meses de trabajo, ayer fue presentado el informe de unas 500 páginas sobre el caso Ayotzinapa.
Al inicio de la presentación del reporte, Ángela Buitrago, abogada que forma parte del grupo de expertos agradeció a las autoridades federales que les hayan permitido realizar su trabajo y agregó que “la verdad sólo se consigue con informes de esta naturaleza”.
Precisó que la información recabada tiene sustento en pruebas oficiales y reportes de documentos desclasificados del Ejército.
El reporte concluye que científicamente es imposible que en dicho lugar se hubiera registrado una incineración de las proporciones necesarias para quemar 43 cuerpos.
“Los muchachos no fueron incinerados en el basurero de Cocula”, reafirmó el investigador Francisco Cox.
De acuerdo con la investigación pericial de Torero, experto en seguridad y manejo de fuego, se requieren 700 kilos de madera, 310 kilos de neumáticos y 12 horas para incinerar un solo cuerpo, mientras que 43 cuerpos requieren una carga de combustible de 30 mil 100 kilogramos de madera, 13 mil kilos de neumáticos y 60 horas.
Si se toma en cuenta que el testigo que más prolonga la incineración en su declaración es de 16 horas, entonces es imposible que se hayan quemado 43 cuerpos en ese tiempo, establece el (GIEI).
Las declaraciones de los presuntos responsables se contradicen en la forma de incineración, horas y modo de preparación, expuso Cox.
Las declaraciones señalan que los presuntos responsables bajaron a añadir combustible a la pira, lo cual es científicamente imposible porque, dado el calor, la persona se hubiera quemado tan sólo al acercarse.
Por ello, los expertos exhortaron a las autoridades a examinar hornos de cremación públicos o privados en Iguala y Cocula que pudieran haber sido utilizados por los agresores para incinerar a los jóvenes.
El informe fue entregado al subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, Roberto Campa.
De igual manera, los expertos señalaron que el 27 Batallón del Ejército, la Policía Federal, Estatal, Ministerial estaban enterados y vigilaban los movimientos y agresiones contra los normalistas.
Incluso, sostuvieron, la PF participó en la detención de algunos estudiantes que no fueron desaparecidos, mientras que los militares mintieron sobre las heridas que sufrieron los estudiantes.