Ciudad de México.- Investigadores de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) desarrollan un proyecto para extraer polifenoles contenidos en el mango de la variedad Ataulfo —especie con denominación de origen en México— y determinar su efectividad en la prevención de cáncer colorrectal.
“En la literatura científica se ha reportado la existencia de una correlación directa entre el contenido de polifenoles de un vegetal o fruta y su capacidad antioxidante”, explica Casibe Fuentes Matus, académico de la UAM Xochimilco. “Esto significa que la cantidad de polifenoles corresponde a la capacidad antioxidante del alimento, y es justamente lo que hemos encontrado en la investigación sobre el mango”.
En este estudio, los especialistas han buscado la diferencia en el contenido de polifenoles entre variedades de mango, y hallaron que el mango Ataulfo tiene una cantidad mayor que el Tommy Atkins.
El proyecto —encabezado por el mismo rector general de la UAM, Salvador Vega y León, y Rey Gutiérrez Tolentino, jefe del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco— está en la etapa final de desarrollo, que consiste en hacer inoculaciones en la proliferación celular de adenocarcinoma colorrectal. Fuentes Matus señala que tendrán los primeros resultados en los próximos meses.
Esta etapa consiste en extraer polifenoles de la variedad Ataulfo para ponerlos en contacto con una línea celular de cáncer de colon y observar el nivel de inhibición en el desarrollo celular. “Entonces se podría concluir, al menos en un modelo in vitro, que hemos encontrado que los extractos polifenólicos de la variedad Ataulfo inhiben la proliferación celular de carcinoma colorectal”, dice el investigador.
Explica que al hacer una incubación celular, proliferarán las células cancerígenas para después inocularlas con tres dosis de polifenoles extraídos del mango Ataulfo, en incubaciones de 12, 24 y 48 horas. “En ese proceso trataremos de encontrar la viabilidad celular de este cultivo”.
ALIMENTOS FUNCIONALES. En todas las células del organismo hay una generación constante de radicales libres, por tanto se requiere un balance a partir de los antioxidantes que consumimos en la dieta. Al existir un desequilibrio se genera estrés oxidativo: cuando se generan demasiados radicales libres, es necesario balancearlos con antioxidantes –polifenoles– que poseen dos o más compuestos aromáticos ampliamente distribuidos en frutas y verduras.
Estos alimentos contienen actividades antioxidantes potentes y un marcado efecto en la prevención de enfermedades asociadas al estrés oxidativo, como el cáncer, además de que poseen una estructura química ideal para barrer la actividad de los radicales libres.
Los factores que intervienen en los contenidos de polifenoles en los vegetales se relacionan con el clima, medio ambiente, geografía, agronomía y producción. También juega un papel la diferencia entre variedades, que es una condición genética.
El académico enfatiza la importancia de la relación directa entre el contenido de polifenoles de un vegetal o una fruta, y la capacidad antioxidante, lo que quiere decir que a mayor cantidad de polifenoles, mayor potencial antioxidante, en este caso en el mango Ataulfo.
El investigador recuerda que México es cuarto productor y primer exportador mundial de mango por lo que su cultivo da empleo a una buena parte de la población económicamente activa. “Una vez que como investigadores podamos decir que el mango Ataulfo previene el desarrollo de enfermedades degenerativas, contribuirá al consumo y a un mayor cultivo, lo que resultará en una reacción en cadena”.
Fuentes añade que el desarrollo del estudio en torno de alimentos funcionales ha surgido “con fuerza impresionante”, dado que es parte de la dieta, es decir, no se requiere un gasto adicional para cuidar la salud, porque los mismos alimentos ofrecen beneficios.
De acuerdo con Rey Gutiérrez Tolentino, los alimentos funcionales ofrecen importantes beneficios al consumidor, “ya sea de manera natural” mediante el consumo de alimentos que contengan sustancias llamadas “funcionales”, o de manera adicionada, cuando la industria las añade.
Para que un alimento se denomine funcional, debe contener características de prevención, corrección o promoción de la salud. Un ejemplo de esto es la leche: contiene ciertas sustancias funcionales que promueven la salud, fundamentalmente en la parte lipídica, es decir en la grasa. Ahora bien, el objetivo de los investigadores de la UAM es dar esta etiqueta “funcional” al mango Ataulfo e impactar su producción, consumo y generación de beneficios a la salud.