Los discursos, las arengas, que utilizarán los candidatos a cualquiera de los puestos de elección popular que estarán en juego el cada vez más próximo 5 de junio, deberán contener invariablemente respuestas a las demandas ciudadanas en todos los rubros desde el desarrollo económico hasta la inseguridad, atendiendo obviamente todas las limitantes que se puedan tener.
Obviar la situación que se vive de falta de empleo, de falta de financiamiento y sobre todo garantizar que quien haga un esfuerzo y emprenda un negocio por pequeño que sea, no se tope con la necesidad de cerrar porque no hay las condiciones de seguridad pública que garanticen a la clientela poder acudir con la tranquilidad de que hay vigilancia.
Basar sus mensajes en las trilladas frases que contienen promesas difíciles de cumplir, no pueden ya sólo pensar en crear expectativas que nunca aterrizarán dejando al elector peor que como está ahora mismo: hastiado de que le mientan y le oculten las situación que se vive.
Es cierto que el actual Sansón con que se exige a la autoridad se ponga a las patadas es aún más mítico que el original, porque su tamaño no se puede siquiera calcular, pero la sociedad debe estar al menos segura de que le va a dar el sufragio a una persona inteligente, capaz y que se honesto en su decir y actuar, no a alguien que esté buscando un agujero en dónde esconder la cabeza.
Ahora bien las esperanzas del pueblo no pueden depositarse en quienes se expresan con bravuconadas ni en fantocherías, sino en alguien que cuando menos tenga discursos realistas y no que de la noche a la mañana tenga que callar o cambiar su versión por una más suave, que sea honesto aunque vaya en prenda la imagen de su investidura. Que nos diga si hay o no riesgo, si se puede o no andar en la calle hasta determinada hora, porque eso es proteger a sus gobernados sean o no sus familiares.
Se vale tener miedo porque tenemos quién nos llore y hemos hecho todo lo posible y hasta lo imposible por ser honrados, por cuidarnos y cuidar a los nuestros, por eso no podemos aceptar que nos vengan a pintar de rosa una realidad que desde los gruesos vidrios no se ve tal cual.
APUNTE.- Quien se haya aventado los tiros para dejar emproblemadas algunas alcaldías debe comenzar a poner sus barbas a remojar, pero sobre todo ponerse a rezar porque no se le vaya a fallar a Baltazar Hinojosa Ochoa a la hora de contar los votos.
En Ocampo el escenario está muy difícil no porque no haya confianza en el candidato priista a gobernador, sino por los yerros que cometieron quienes recibieron la confianza de llevar a buen puerto la nave tricolor.
Entre Sergio Castillo Sagástegui, Juana María Sánchez Astello y José Gudiño Cardiel, está el culpable de que el vergel de Tamaulipas esté prácticamente condenado a caer en manos de la oposición.
Habría que revisarle a este trío las manos y hasta las cuentas para saber quién fue el ganón o ganona. La gente está enojada y sería Pedro Javier Muñiz Camacho el que pague los platos rotos.
PENDIENTE.- Los profes destacados quieren una felicitación personal de su sindicato o de la autoridad educativa. ¿Se podrá?
Aquí los veo, leo y escucho: @JosdelCarmenPR / [email protected]