En lo personal no recuerdo cuántos años han pasado desde que una mujer estuvo al frente de Partido Revolucionario Institucional en Victoria, pero sí viene a mi mente que los tres antecesores a la actual dirigencia son varones, de ahí podría deducir que la llegada de Lucía Aimé Castillo Pastor es un cambio prometedor para el sector femenil que en cada elección le abona más votos al tricolor.
Sin embargo en este mundo político, sin importar de qué ámbito se trate: municipal, estatal o federal, siempre la llegada de una mujer a ese tipo de puestos ha desatado las críticas que cuestionan todo sin aportar nada, bueno salvo la dosis de misoginia que nada tiene qué ver, en este caso, con la capacidad y verticalidad probadas de quien asume un reto de ese tamaño.
Conocí a Lucía Aimé hace poco menos de nueve años y en ese entonces era la titular de la Oficina de Servicios Federales de Apoyo a la Educación, o sea la delegación de la SEP en Tamaulipas, desde entonces a la fecha el concepto que tengo de ella como funcionario público es que independientemente de la filiación del patrón, ha trabajado con absoluta responsabilidad y apego a la normatividad, atreviéndome a calificarla no dudaría en decir que es una persona inteligente, honesta y coherente.
En las últimas charlas que tuvimos, yo como reportero y ella como funcionaria, hablamos de las posibilidades que tenía de ser tomada en cuenta para una candidatura por parte de su partido, el PRI. Pero realista, como ha sido desde que la conozco, dijo que no había nada y efectivamente no lo hubo, sin embargo me adelantó cuál sería su perfil como político de tiempo completo: No me gusta crear falsas expectativas, a mí me gusta hablarle a la gente con la verdad. Simplemente se puede o no se puede.
Por eso el viernes que asumió la dirigencia del PRI Victoria, junto con Dámaso Anaya Alvarado como secretario general, recordé esas palabras que muy en confianza externó y supe que su trabajo será diferente porque no habrá falsas esperanzas sino una gestión directa para la militancia, con resultados inmediatos en uno u otro sentido dependiendo de la viabilidad, porque nadie asciende para echar a perder su imagen sino para crecer como persona, salvo que el nivel valores sea ínfimo, lo que no es el caso de Lucía Aimé.
Una cosa que no puedo pasar por alto: No quisiera verme en los zapatos de quienes, y lo digo con toda honestidad, vayan a jugar a ponerle piedritas en el camino o se echen a la hamaca para echarle a perder su encomienda, porque como jefe exige más del cien y para ella la primera impresión es básica, así que ¡a trabajar!
APUNTE.- Con toda la maquinaria lista y cuidadosamente seleccionada para que el proselitismo sea realmente efectivo, Baltazar Hinojosa Ochoa se registrará como candidato del PRI a la gubernatura ante la autoridad electoral.
La selectividad de que ha hecho gala el matamorense para formar su equipo parece haber dejado colgados de la brocha a varios que “ya se habían visto”, a pesar de que gritaron a los cuatro vientos que si era Balta no tenían muchas posibilidades, sin embargo vieron huecos y se reagruparon esgrimiendo incluso la bandera del género.
Ojalá Balta siga siendo selectivo, incluso más que Noé para que a su arca no se cuelen alimañas. Estaremos atentos.
PENDIENTE.- Ayer fue el Día Mundial de la Felicidad, sostengo que eso sería posible si coincidiera con el Día Mundial contra la Usurpación de Funciones, porque el mundo será feliz cuando los cuartos dejen de sentirse litros.
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