Tras los escándalos generados por la Casa Blanca y otras componendas ilícitas que salieron a la luz pública en el primer tercio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, la difusión de la lista de mexicanos, tamaulipecos, que se valieron de los llamados paraísos fiscales para sacar y blanquear su capitales en dólares, el Gobierno federal está ante la oportunidad de limpiar en algo su imagen siempre y cuando quieran, porque desde luego que pueden.
Lamentablemente hasta ahora la vista se hace más gorda, al más puro estilo priista dirían los sistemáticos opositores de ese partido, a grado tal que sin rubor se defiende la entrega a uno de los implicados de galardones que se supone están destinados a tamaulipecos con pulcra trayectoria, pero que sobre todo no han hecho nada en contra del progreso de la entidad, algo de lo que Reynaldo Garza Cantú no puede presumir, aunque a estas alturas medalla dada ni Dios la quita.
Pero la verdad este hombre viene siendo casi una hermana de la caridad al lado de los potentados dinerosos que han portado una falsa máscara de lealtad a México, al que han engañado a pesar de que le ha dado tanto a ganar. Sin embargo nadie quiere tocar ese tema de revisar a fondo caso por caso y hablar con toda transparencia de este puñado de mexicanos sobre los que pesa un elevado sospechosismo, dirían los panistas.
Es la oportunidad de que Peña Nieto y sus colaboradores se quiten si no totalmente sí parcialmente esa larga lista de señalamientos que los ubican como administradores de un paraíso de corrupción e impunidad. Las autoridades hacendarias tienen todas las herramientas necesarias para rastrear cualquier irregularidad, como ha ocurrido con las listas negras de contribuyentes que durante 2014 y 2015 aparecían casi bimestralmente.
Aquí no hay de otra, si Luis Videgaray no saca los trapitos muy sucios al sol de estos delincuentes de cuello blanco es porque el largo brazo la justicia del fisco sólo alcanza, como suele ocurrir, a los contribuyentes pobres que más por necesidad económica que por afán delincuencial, se han retrasado con algún pago.
Aún están a tiempo… ¡Sorpréndenos Lolita!
APUNTE.- La mordaza que vía pláticas informativas sobre delitos electorales les dieron a los funcionarios y funcionarias de todos los niveles, lejos de considerarse como una capacitación nuevamente fue tomada como una ampliación de vacaciones para quienes de por sí nada quieren saber de cámaras y micrófonos.
Y es que lejos de querer ejercitar el cerebro para analizar de qué sí y de qué no pueden hablar, los sesudos servidores públicos han optado por la boca cerrada echándole la culpa a la legislación electoral, pero sobre todo argumentan: “Es que no queremos poner en riesgo a nuestro candidato”.
Nadie quiere salirse del librito, pero también habría qué decir que ninguno quiere usar un poco el cerebro aunque bueno en algunos casos así ha sido desde que recibieron el nombramiento.
PENDIENTE.- La reunión de Baltazar Hinojosa Ochoa con productores pecuarios y agrícolas sirvió para que evaluaran el lenguaje y conocimientos de este para con esos sectores. Así que mal harían si no le forman corralito, para que no se les salga del tema.
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