El presidente Barack Obama dijo que el debate sobre las armas “tiene que cambiar”, e instó al Congreso a “hacer lo correcto” y aprobar medidas para evitar que los terroristas puedan comprar legalmente en el país “armas extraordinariamente peligrosas”.
“Una vez más abracé a familias en luto y me pregunté por qué esto sigue ocurriendo. No les importan los aspectos políticos, y a mí tampoco. Este debate (sobre las armas) tiene que cambiar”, aseguró Obama tras reunirse con familiares de las víctimas del tiroteo del domingo en Orlando.
El mandatario dijo a los familiares de las víctimas del tiroteo que sus historias “inspiraron a la nación”, y llamó a “acabar la discriminación y la violencia contra la comunidad LGTB” afectada por la masacre.
“Estas familias podrían ser nuestras familias. De hecho, son nuestra familia, parte de la familia estadunidense. Hoy les dije que nuestro corazón también está roto”, dijo Obama.
Las reuniones de Obama en Orlando duraron dos horas: primero habló con los policías, agentes de seguridad y equipos de emergencia que respondieron al tiroteo y después se encontró con familiares de las 49 víctimas mortales de la matanza, que también dejó 53 heridos, así como con algunos supervivientes del suceso.
A continuación, Obama y el vicepresidente, Joe Biden, depositaron sendos ramos con 49 rosas blancas, una por cada fallecido en el tiroteo, ante el edificio Doctor Philips de Orlando, donde el lunes hubo una ceremonia en honor a las víctimas y decenas de personas han depositado fotografías, globos y mensajes de apoyo.
“Hace cuatro días, esta comunidad se vio sacudida por un acto malvado y lleno de odio”, pero hoy “sobre todo hay amor”, afirmó el mandatario.
Aunque la pena que sienten las familias afectadas “es indescriptible”, según Obama, sus historias han “inspirado a la nación”, especialmente las de aquellos que arriesgaron sus vidas para salvar a otros, y después de la masacre “lo mejor de la humanidad” ha salido a relucir.
Obama subrayó, además, que el tiroteo fue “un acto de terror, pero también un acto de odio” contra los homosexuales para los que la discoteca Pulse de Orlando era un lugar de “refugio, incluida tanta gente cuya familia era originaria de Puerto Rico”.