Del uno de diciembre del año 2000 al 30 de noviembre del 2012 el país vivió la alternancia en el Gobierno Federal, primero fue Vicente Fox Quesada el que acabó con la hegemonía priista de 71 años y Felipe Calderón Hinojosa dio fin a los 12 años de la era panista, en la que no hubo espacios para venganzas ni mucho menos se desató la furia legal contra todo lo que oliera a PRI.
Proporciones guardadas este 2016 en Tamaulipas ocurre lo mismo que en el país hace poco menos de 16 años, poniendo fin Francisco Javier García Cabeza de Vaca a 86 años de gobiernos priistas y adelantando que tampoco habrá lugar para arremeter contra quienes ya están con un pie en el estribo, desde luego sin que eso signifique borrón y cuenta nueva ni mucho menos una bienvenida a la impunidad.
Eso lo saben los panistas de siempre, los que conocen al dedillo los estatutos y principios albiazules, que vale aclarar no suman los más de 721 mil que le dieron su respaldo en las urnas, sin embargo un nutrido grupo de autonombrados vengadores virtuales insisten que se les pague su voto, prejuicio de por medio, enviando a la calle o a prisión sin derecho a defensa a cualquier presunto enlistado o no.
Pero la alternancia no es para desbalancear o quebrar sin distingos más de ocho mil economías familiares la mayoría capitalinas, sino para perfeccionar lo que se hizo, ajustar lo que esté fuera de orden, para enderezar los caminos legales que hayan sido torcidos, para aplicar estrategias más efectivas y solucionar males a los que se permitió crecer.
No es para crear nuevas listas de sentenciados o desempolvar las anteriores, tampoco para atender la diatriba patrocinada que busca restar méritos a quienes se la jugaron con un proyecto distinto a los que respaldaron antaño, mucho menos para tirar a la basura el talento y la vocación de servicio de quienes por desfortuna tuvieron un jefe corrupto, déspota o irresponsable.
La transición es para que nos muestren una nueva forma de gobernar, de hacer rendir mejor nuestras contribuciones fiscales, es para mostrarle los dientes a aquellos que creen es un cambio para seguir igual, para recordarnos que es mejor arriesgar que permanecer inmóvil en la zona de confort, es para probarnos que durante 86 años la supuesta mayoría estuvo equivocada al elegir.
Para acabar pronto, sinceramente no creo que la alternancia se utilice para por un lado combatir la inseguridad y por otro, generando desempleo, echándole leña a una lumbre que no sólo ha quemado a los inocentes sino a los muy inocentes.
APUNTE.- Entre los priistas que ya comenzaron a asimilar la derrota ahora cunde la incertidumbre, porque son muchos los tiradores para muy pocos puestos de trabajo, lo que ha generado una rapiña en la que lo mismo se busca descalificar al rival dentro del corral e incluso fuera de éste.
Las delegaciones federales, direcciones de los próximos gobiernos municipales priistas, en ambos casos junto con todos los puestos que las rodean, están siendo exigidas con la promesa de que desde ahí sacarán al buey de la barranca, olvidándose que lo importante era no dejar que el cornúpeta se desbarrancara.
Sin embargo donde se ve más desesperación injustificada es en la puja por las jefaturas de prensa municipales, porque un grupo que no ha hecho nada por el PRI ya comenzó a meter zancadillas, patadas, pellizcones, piquetes de ojos y arañazos para apropiarse esas posiciones, pero ojo si los dejan podrían echar a perder el proyecto reeleccionista.
PENDIENTE.- Ese Pepe es un loquillo, el comisionado acorazado primero quiso ser candidato pero como no se le concedió viró hacia el horizonte azul y ya está soñando de nuevo. Ya estrenó salón de eventos y ahora también asociación, ¿qué sigue?
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