Ante el encarecimiento del dinero en el mercado global el Banco de México ha hecho propio para respaldar la moneda mexicana, es una medida que impacta en la reservas y parece una medida paliativa que no resuelve el problema de fondo, ya que mientras en Estados Unidos el gobierno de ese país proyecta seguridad para los inversionistas con una política fiscal para arraigar a los inversionistas propios y atraer más capital para la inversión, en México se incrementan las subastas de dólares y los impuestos para los inversionistas van en aumento. Y las medidas están lejos de incentivarlos.
Uno de los efectos de la reforma fiscal es reducir de 35 al 21 por ciento el impuesto o tasa corporativa como se le denomina en México al impuesto sobre la renta, de cual los inversionistas mexicanos solicitan desde hace décadas su reducción.
Y de esa manera tener mayor rentabilidad en los productos que generan sus empresas. Pero tenemos que con esta medida en Estados Unidos se busca que se incremente la productividad de los empresas de ese país pero también se pretende incrementar los salarios de los trabajadores.
Quizá por ese motivo, los inversionistas de diversos países advierten desde el último trimestre del 2017 que la reforma fiscal de Estados Unidos sería agresiva ya que acompaña una medida proteccionista de la economía estadunidense. Y por lo mismo impactaría en la economía de sus vecinos y socios.
Ante lo cual los inversionistas mexicanos pugnan para que se apliquen reformas fiscales de parte del gobierno federal mexicano, pero su reclamos parecen estar fuera de lugar ya que el gobierno federal actual se muestra más preocupado para que su partido se prolongue en el poder y no por adoptar medidas efectivas no preventivas, que fortalezcan la productividad.
En este sentido el nuevo secretario de hacienda del gobierno federal ha argumentado que no hay condiciones para financiar el impuesto sobre la renta que se aplica a las empresas mexicanas.
Mientras que las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América de Norte se aplazaron hasta el primer trimestre del 2018, lo cual sí tienen que ver y sí incide en la economía mexicana.
Ya que el gobierno de Estados Unidos busca que los acuerdos del Tlcan se revisen cada 5 años. Y que la importación de partes para la producción de automóviles sea del orden del 50 por ciento y no del 62 y 85 por ciento como se rige con el acuerdo anterior. Medida que impacta a corto y largo plazo la rentabilidad de la empresas maquiladoras instaladas en la frontera mexicana.
Asimismo Estados Unidos sugiere –y ese es uno de los motivos por los que se aplazó hasta el 2018 el acuerdo comercial-, que se eliminen del Tlcan los temas de Dumping y Subsidios, los cuales eran dos reglones que beneficiaban a México.
Por ese motivo no en vano la Junta de Gobierno del Banco de México, ve para el 2018 un panorama complicado, porque ya de hecho la inflación se taso en 6.63 por ciento al cierre del 2017 para el que estaba previsto que la inflación alcanzara el 3 por ciento.
En lo local, según la encuestado Arias Consultores los tamaulipecos aprueban el trabajo del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca. De quien los habitantes de Tamaulipas tienen una percepción positiva de su administración, en la cual manifiestan confianza. La calificadora indica que 6 de cada 10 tamaulipecos confían en el trabajo de su gobernador.