Con un ascenso rápido en la política, y cómo nuevo rico, el hoy líder nacional del PRI, Alejandro Cárdenas Moreno, mejor conocido en el bajo mundo del hampa política, cómo ‘Alito’, ha demostrado ser un tipo inescrupuloso y ‘gandalla’, no de ahora; sino desde que inició en la política y más cuando fue gobernador de Campeche, de 2015 a 2019.
En ese estado dejó un lastre de cuentas mochas y exhibida riqueza al más puro estilo ‘Bartlett’, según investigaciones, cuenta con más de 19 propiedades, entre ellas una residencia que se estima costó 48 millones de pesos -que construyó en dos años- e ingresos millonarios que no justificó con ninguna otra actividad comercial, financiera o de servicios profesionales.
Pese a que tiene una denuncia penal en la PGR por enriquecimiento ilícito y por obtener una cédula profesional presuntamente falsa, ‘Alito’ fue ‘electo’ presidente del PRI, en una reunión donde ‘votaron’ los 11 gobernadores que le quedan a ese partido y otros priistas connotados en Toluca, Estado de México.
Aunque después, se montó la farsa de una elección para consumar su imposición.
Estos antecedentes pintan que el PRI, sigue con su ‘enmarranada democracia’ y exhibe a Alito cómo un político rapaz y trepador quien tal vez recibió consejos del dictador Nicaragüense Daniel Ortega, -con quién se ha reunido- para hacer de lo que queda del PRI, un partido de su propiedad, al apoderarse todas las decisiones del tricolor.
La finalidad perversa detrás del ‘golpe de estado’ en el PRI, es consolidar tras bambalinas la alianza que se pactó descaradamente con el inepto y ex priista Presidente, Andrés Manuel López Obrador, para afianzar el ‘PRIMOR’ para las elecciones de 2021.
Ese es el propósito que sus adversarios, ven en el hecho que Alito se haya impuesto una reunión ‘amañada’ como ‘el dedo elector’ para elegir candidatos, presidentes del PRI en los Estados y alianzas para hacer de los priistas, ‘los nuevos chairos’ del Obradorismo.
Pero en la nueva etapa de un PRI sometido bajo la dirigencia de un líder corrupto y sinvergüenza ‘la culpa no tiene el indio, si no quién lo hace compadre’, ya que no hay mejor aliado para un dictador que una militancia ignorante y conformista, cómo la que queda en el PRI.
Dónde dirían los abuelos que están cómo los burros viejos, que sólo les queda ‘los pedos’ y el rebuznido.