Por: Itzchel Moreno Maldonado
Con más de tres décadas de vida, comienzan los recuerdos y si no has encontrado una naranja para rodar por la vida juntos, te percatas que los hombres de ayer y de hoy son los mismos.
Y que son además, con los años, muy similares a nosotras.
Ellos también disfrutan de cultivar esfuerzos en el gym, se vuelven celosos con su tiempo y tienen la misma ansiedad que ellas, si se rompió el preservativo, si falló la marcha atrás o simplemente si no saben si se quieren quedar con ella o el.
Pareciera que cuando pasan los años debe aparecer un haz de luz celestial para definir una decisión especial, y esos mensajes celestiales llegan con querubines, llamado bebés.
Sólo así, muchos indecisos ellas y ellos, pasando los treinta años logran encauzar al menos los sentimientos.
Pero quedan otros que toman la bandera de “Forever Alone”, aun cuando esa soledad no es totalmente verdadera, por el mismo temor que genera el posible sufrimiento y antes de que otra cosa suceda, mejor no sonríen, no formalizan, ni hablan de la posibilidad de una vida juntos.
Conocí a una chica que a los veinte años llegaba al cine corriendo, compraba apresurada un boleto, ingresaba como si alguien la estuviera esperando adentro y se sentaba en la parte trasera de la sala.
Justo antes de los créditos salía para que nadie la viera sola, en una época en que se supone tenía mayores posibilidades de estar acompañada.
Con los años las chicas como ella, continúan solas, vuelcan su tiempo en el trabajo, los estudios y actividades recreativas sin que nadie les marque el tiempo en la sala de belleza, en el chat o en la cama.
Hoy abundan ese tipo de jovencitas, autosuficientes haciendo escuela en México para las nuevas generaciones.
Las que desencajan siguen siendo las otras que van 25 años más adelante y que fueron las pioneras del trabajo de la mujer fuera de casa.
Las que vivieron a pie juntillas la triple jornada, las que al no tener una píldora anticonceptiva del día siguiente se convirtieron en madres o las que rechazaron totalmente a los hombres para eliminar el riesgo desde raíz.
Con base en cifras del INEGI, en México tres de cada 10 personas son solteras y los jóvenes de entre 15 y 29 años, llevan la delantera con 61 por ciento de soltería y son los hombres con un 67.3 por ciento, que han decidido vivir su soltería, mientras que ellas los apoyan con un 55.3 por ciento de mujeres que optaron por la misma decisión.
Pero después de los 30 años y hasta los 59 años, son más los hombres decididos a pertenecer a una familia, las mujeres se resisten y en este rango de edad sólo hay 73 por ciento de mujeres casadas contra el 83 por ciento de los hombres.
Y en la tercera primavera, es decir, luego de los 59 años el 6.2 por ciento de las mujeres reafirma su soltería mientras que ellos en un 75.7 por ciento siguen casados.
Los especialistas dicen que este fenómeno social, de creciente soltería en el mundo, obedece a factores económicos y la padecen 20 millones de mexicanos.
Por tanto… no estás solo.