Por: Itzchel Moreno Maldonado
Cuantas veces la mujer de hoy piensa y actúa simplemente decidiendo, deseando desde puestos, estudios, hijos, cosas y hasta hombres…
Muchas de ellas mujeres solas, a quienes más de uno o una, les llamo: Histérica.
Hoy, ese viejo concepto de la personalidad histérica que encumbro a Freud en su camino hacia el inconsciente de los seres humanos, donde se supone se oculta nuestro deseo, está cambiando y las investigadoras feministas han encontrado en “las histéricas” a la mujer revolucionaria, las que por revelarse, proporcionaron libertad a sus congéneres.
Las feministas de hoy le dan cabida a la mujer deseante, así la llama Gabriela Malaguera, una investigadora venezolana que llama la atención en la actualidad por hablar también del hombre apabullado, ese hombre, al que muchas deseamos escuchar para saber que piensa y como convive con las mujeres de hoy.
Gabriela, tiene un texto llamado Susurros Femeninos Amoroso, que se leyó hace algunos años en las Jornadas Universitarias sobre la Diversidad Sexual.
En este proyecto no propone a las mujeres callar ante el hombre que nos mira desconcertado.
Ella sólo propone bajar la voz y cuestionar, para que hombres y mujeres se reconozcan en sus nuevos roles y comenzar así el ascenso juntos.
Además, Gabriela Malaguera, reivindica a las histéricas, no en personalidad, aclara, sino como mujeres hartas de los viejos roles sociales, como mujeres que han hecho una revolución con su negación a las responsabilidades del hogar y la familia que nos imponían por tradición.
En estos deseos femeninos está también el amor, y hoy muchas de las mujeres deseantes, no están esperando ir al altar vestidas de blanco, sino vivir en compañía de un hombre que sólo las quiera y respete, tener alguien a quien querer, saber quizá que al tomar el auricular escucharas su voz.
Tal vez, las mujeres de hoy estamos mejor así, corriendo y conviviendo a ratos con el amor… pero solas.
Gabriela Malaguera, hace énfasis en esto, ¿Por qué nos divide la soledad?, ¿Por qué hemos hecho callar a los hombres, hasta alejarlos de nosotras?, si nosotras con inteligencia podemos tener paciencia para escucharlos.
Hemos creído que ellos necesitan una madre, porque los hombres de ayer no cocinaban, no lavaban ni cuidaban niños, ni combinaban su ropa.
Los hombres de hoy hacen todo eso, callan y están pensando…
Y si un día decidan hablar, sería bueno que una igual este a su lado para escucharlo, porque no son más ni menos que nosotras, son el complemento.