Por: Eduardo Piali
Si el número de militantes determinara una elección, el PRI se impondría al PAN en Nuevo Laredo mil a uno; y los partidos Humanista y Encuentro Social harían trizas a lo que se mantiene como un termómetro político para que Carlos Canturosas, a través de la candidata blanquiazul, Laura Zárate Quezada, pueda ganarle la carrera a Fernando García Cabeza de Vaca por la alternancia en la gubernatura.
De acuerdo al presidente del Comité Directivo Municipal, Jesús Valdez Zermeño, el Revolucionario Institucional tiene más de 25 mil personas presentadas como militantes ante el INE; mientras que el Partido Acción Nacional tiene apenas 425 –y eso porque a los 210 afiliados se le sumaron los 215 adherentes que tenían hasta finales de marzo –.
Las grandes sorpresas fueron los partidos Humanista y Encuentro Social. El primero, encabezado por su aspirante Juan Pablo Ascencio, ha enfilado a 7 mil 437 hombres y mujeres. Y de acuerdo al presidente del CDM, Juan de Dios Sepúlveda Martínez, el número sigue creciendo diariamente.
En cuanto al PES, el cual tiene como abanderada a Natalia García Fernández, con apenas 26 años de edad, ya cuenta con 6 mil 845 personas credencializadas.
Mientras tanto, el partido de Andrés Manuel López Obrador tiene apenas 550 militantes y alrededor de 2 mil simpatizantes considerados luego de firmar la solicitud de consulta ciudadana contra la Reforma Energética.
Irónicamente, los 188 millones de pesos en multas nacionales que tiene el PVEM apenas le remuneraron 25 afiliados neolaredenses, y más irónico aún que el presidente local del grupo sea el candidato a la diputación federal, Gustavo Pantoja Villarreal.
Sumando todos estos afiliados, e incluyendo a los simpatizantes de la izquierda, el PRI seguiría arriba por más de 3 mil personas.
Pero en Nuevo Laredo es el abstencionismo la que define elecciones, no la militancia ni la ciudadanía…
Cada seis años, las jornadas electorales renuevan la legislatura federal. No hay campaña para gobernador, presidente municipal, senaduría o Presidente de la República, sólo diputados.
La desaprobación hacia los diputados federales siempre ha sido baja, y dicha tendencia se mantiene con el paso del tiempo. Jóvenes y adultos por igual se sienten decepcionados de la clase política mexicana, y en especial de los autonombrados representantes del pueblo.
De acuerdo al Atlas de Resultados Electorales Federales, en 2009 y 2003 –años donde los neolaredenses sólo votaron por la LX y XLVIII Legislatura, respectivamente– únicamente el 35.26 y 36 por ciento del electorado acudió a las urnas en aquellos años. La media en ambos datos es 35.63 por ciento.
Si los 291 mil electores que tiene Nuevo Laredo para este 2015 decidieran hacer fila entre 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde del domingo 7 de junio, los 25 mil votos afiliados al PRI representarían el 8.59 por ciento; si esta misma cantidad emite el sufragio efectivo a favor de Yahleel Abdala Carmona, y sólo van a votar 103 mil 683 hombres con credencial de elector vigente –equivalentes a la media entre 2009 y 2003– esta cifra subiría hasta 24.11 por ciento.
En 2009, los votos obtenidos por el tricolor fueron 49 mil 114, representando el 48.26 por ciento de las 101 mil 766 boletas depositadas, y 25 mil de estas representarían el 49.1 por ciento de este conteo final.
Es así como la prioridad del PRI y del PAN no es afiliar a más personas, sino convencer a los ciudadanos de votar por sus correspondientes plataformas político-electorales, pues saben que en Nuevo Laredo y el resto de Tamaulipas, sólo hay melón o sandía; o mejor dicho, fresa o mora azul.
Medios locales afirman que el PAN se mantiene confiado en que Zárate Quezada sustituirá a Glafiro Salinas Mendiola en San Lázaro. Y gracias a su obediencia y docilidad en cámara, el partido podría decidirse por el alcalde neolaredense y no por el actual senador reynosense, para competir en la gubernatura del próximo año.
Esta confianza se sostiene no porque el PRI tenga mala imagen, sino porque el PAN tiene gran aceptación gracias al trabajo del Republicano Ayuntamiento.
Pero la realidad es esta: el margen de 28 mil 706 votos que obtuvo el PAN sobre el PRI en 2012 fue gracias a la “ola azul” acarreada por Josefina Vázquez Mota, cuando participó el 52.54 por ciento del padrón electoral.
Si a esta cifra se le resta el 35.63 por ciento del promedio entre 2009 y 2003, la diferencia serían 25 mil 591: toda la militancia priista.
Por ende, lo peor que le puede suceder a Canturosas es que Yahleel Abdala unifique al PRI; que Laura sigue dormida en la buena imagen obtenida por su administración; que los medios presenten a la candidata blanquiazul al Distrito 01 tamaulipeco de la forma en que muchos ciudadanos la tachan en redes sociales: una mujer que no sabe leer en público ni hilvanar ideas para dar propuestas concretas; que la ciudadanía amanezca cruda y sin ganas de votar por un político que desde ahorita ya goza de pésima reputación
Y lo peor que le puede pasar a la ciudadanía es que los millones y millones de pesos invertidos en esta campaña, y que hubieran sido de gran provecho para erradicar el populismo a través de la tecnología, se quemen como los normalistas: injustamente y con ayuda del Estado.
Al final, el abstencionismo habrá ganado una vez más, y su candidato, la ignominia, habría de instalarse una vez más en el Congreso.