Por: Itzchel Moreno
Me decía, que cambiaría por mí, pero que si lo dejaba, todo sería como abrir la caja de Pandora… Yo pensaba cuánto mal podría ocurrir, si sentía que me amaba, casi me sentía única, pero no era así…
En un principio creí que me protegía, poco a poco invadió mi espacio y mi tiempo, no quería hacer nada sin mí, pero, en realidad él no quería que yo hiciera algo más con alguien.
Se perdió mi esencia… él mismo decía que me iba marchitando y preguntaba por la mujer de la cual se enamoró y no se daba cuenta que moría.
Entonces comprendí que si era la única, pero la única, a quien deseaba aniquilar…
Él tenía el dinero, decía que tenía a sus amigos, los que le debían favores y sobre todo tenía la imagen del hombre bueno y eso los hace peores.
Por eso las mujeres desaparecidas al instante en que terminan de amarlas.
Y yo entonces sólo tenía miedo.
Pensaba también ¿qué sería de mí, si no tenía casa ni trabajo? y ¿a quién más podría amar?, si antes de esas cosas malas sólo sentía que lo amaba a él…
Debía huir, pero permanecía en el hogar que él le había proporcionado y de donde me echaba con frecuencia.
Ella no era única, al casarse con un hombre celoso y violento, era una de los 4 millones 046 mil 943 mujeres casadas y violentadas entre los 35 y 44 años de edad en México.
Las cifras indican que luego de los 45 años la violencia disminuye, aunque no se sabe si ellas terminan por acostumbrarse y con ello intentan ignorar y callar la violencia.
Se estima con base en cifras del INEGI que 3 millones de mujeres casadas sufren abuso emocional, entre los 35 y 44 años de edad, 2 millones violencia económica y un millón de mujeres sufre violencia física.
En su mayoría más de una vez esos abusos se conjugan en una sola mujer y al menos 671 mil 592 de ellas reconocen el abuso sexual, pues aun cuando están casadas no es obligación mantener relaciones sexuales, cuando no hay deseo.
La violencia sexual aparece con frecuencia luego que la mujer comienza a rechazar al hombre consciente de las agresiones que viven.
A veces esa presión es sutil…
Y algunas lo comentan entre las amigas…
“Prefiero salir de compras sola, porque con él no puedo comparar nada que implique más tiempo… con ver su cara basta”.