Ramiro Ramos Salinas, está consciente que si hoy no es la suya como candidato a Gobernador o Alcalde de Nuevo Laredo, ya tiene un capital político trabajado. El líder del Congreso no perdió el tiempo en los últimos dos años.
Si algo hizo, fue trabajar con un claro objetivo: buscar posicionarse como aspirante a Gobernador.
No se puede decir que fracasó, no hay nada para nadie en el PRI de Tamaulipas, pero conforme avanzan los días tendrá que definirse por uno de los dos aspirantes que queden en la recta final.
Ramos Salinas, garantiza además su trascendencia sexenal. El siguiente gobierno, si el PRI gana las elecciones el 5 de junio, con seguridad va conseguir un buen espacio.
Los jaloneos le van a permitir a Ramos Salinas, negociar para su futuro político e incluso el de su esposa, Mónica García podría continuar como Delegada Federal de Diconsa.
Al final, lo que el Presidente de la Junta de Coordinación ha hecho es cuidar su capital político para durar vigente seis años.
Lo anterior viene de paso porque, se menciona que entre el 16 y 18 diciembre, podría emitirse la convocatoria para los aspirantes a candidatos a gobernador y seguramente en los próximos diez días tendrán que darse las primeras definiciones.
Conociendo el oficio que con el que trabajan los priistas, seguramente se podrán poner de acuerdo, lo más delicado que pudiera pasar es que, el que gane el premio mayor no pueda concensar con el resto de los priistas aspirantes.
Por cierto que Mercedes del Carmen Guillen Vicente, la Diputada Federal por Tampico, ha señalado que ella no irá en la carrera por la candidatura del PRI al gobierno de Tamaulipas.
Se quedará en el Congreso y no descarta la posibilidad de un día, ser la Alcaldesa de Tampico. La criba de aspirantes va seguir en estos días.
En la comparecencia de los Secretarios como Herminio Garza Palacios, René Salinas de SEDUMA, Rolando Guevara de la Secretaría del Trabajo, se notó una clara condescendencia de los legisladores.
Salvo los Diputados del PAN como Francisco Elizondo Salazar, el resto de los legisladores dejaron ir sin preguntas sólidas y exigencias argumentadas a los secretarios.
Todo el año, patalean, gritan, insultan, exigen, reprochan y ahora, poco faltó para sirvieran la mesa a los funcionarios.