Cada vez es más común ver notas informativas en donde se señala que a causa de la distracción por el teléfono se han disparado las estadísticas de percances vehiculares.
De hecho, números de las autoridades municipales dan cuenta que ya los celulares rebasaron (y por mucho) al alcohol como provocador de accidentes viales, no sólo en la capital, sino en todo el estado de Tamaulipas.
Según la Secretaría de Salud, y no alguna instancia encargada de la vialidad y el tránsito lo que hace más impactante el asunto, es ya primer causa de accidentes, y ya por el simple hecho de que lo diga esa instancia, es que las consecuencias han terminado en un hospital o en un funeral.
Los medios de comunicación han insistido mucho en el tema y algunas instituciones también han alertado sobre los peligros que representar checar un mensaje a través del teléfono celular, lo que permite la distracción y el choque.
Pero no entendemos, así somos los mexicanos.
Los números no mienten. Échenle un ojo a las estadísticas.
¿Qué hace falta para entender?
Sanciones las hay, pero son muy simples. Quizá hay que endurecerlas y pegarle en el bolsillo a la ciudadanía que es donde más nos duele. Sólo así entenderemos.
Pero también hace falta que se haga cumplir el reglamento y que haya cero tolerancia en el asunto.
Pero las autoridades a veces lo dicen cuando los entrevistan para salir del paso y quedar bien, sin embargo no lo hacen. No obligan a los subalternos a hacerlo y éstos se hacen patos.
Insisto, hay que endurecer las sanciones y a quien sorprendan viendo el celular mientras conduce le apliquen un castigo ejemplar.
También hay que hacer conciencia uno mismo como ciudadano.
Caray, si a alguien le urge comunicarse contigo, que te marquen. Si no lo hace, entonces detente a ver tu mensaje. Nada nos cuesta estacionarnos, ver el recado, contestar y seguir tu camino.
Nada te cuesta, aplicar el mensaje por voz y decirle a tu contacto “voy manejando, huey. Márcame al rato o yo llegando te regreso el mensaje”, coloque la carita que quiera y enviarlo para después seguir tu ruta.
Además de endurecer las sanciones, hace falta crear una cultura vial que no la hay, al menos no en Victoria. Urge que nos eduquemos como ciudadanos y sólo de esa manera mejorarán las cosas.
No hay en Victoria cultura vial. Nos sentimos dueños de las calles y no hacemos conciencia. Nos creemos los grandes pilotos y no somos capaces si quiera de entender qué significan los señalamientos viales.
Nos pasamos semáforo en rojo; no respetamos los límites de velocidad; rebasamos por la derecha. Nos pegamos mucho al carro de adelante y sobre todo, primero que nada, estamos más atentos al celular y las redes sociales que al volante.
Urge modificar ese comportamiento. Urge que manejemos con responsabilidad y urge que las autoridades apliquen el reglamento y endurezcan las sanciones.
De no hacerlo, las estadísticas seguirán aumentando. En otras ciudades del país comenzaron a mutar, pero a multar bien, no fregaderas y sólo así la población entendió.
Otras, simplemente aplicaron el reglamento con rigor y no sólo para vestir un alegre boletín informativo. Todos los días los agentes están atentos y sancionando.
¿Por qué aquí ni ciudadanos ni autoridades tenemos conciencia y hacemos las cosas bien? Parece que a es más fácil darle el avión a los medios y seguir como si no pasara nada.
Deben ya corregir éste asunto. Es impresionante cómo la gente maneja con una mano y un ojo en el volante y la otra mano y el otro ojo en el teléfono.
Ah pero que no les pase algo, porque entonces truenan contra Peña Nieto y la autoridad que se les ponga encima.
No es juego. Hagamos conciencia.
No es un juego, todos debemos de participar y ponerle remedio.
Y las autoridades, por favor, dejen de ser pasivos y trabajen, no se queden nomás como los chinitos. ¡Hagan algo ya, carajo!
PUNTO FINAL: “A todos nos gustaría votar por el mejor candidato, pero nadie lo postula”. Kin Hubbard.
Twitter: @Mauri_Zapata