Por: Eduardo Piali
Vivir en la frontera con Estados Unidos desdibuja por completo el nacionalismo mexicano que muchas personas del centro y sur profesan. Prueba de ello es el combativo estilo de vida provocado no solamente por la avaricia de los poderosos, sino por el hambre de tener un mejor país.
Pero vivir cerca del país de la barra y las estrellas aleja esa necesidad en gran medida; sustituye el amor al verde, blanco y rojo por el de las buenas ofertas y las elegantes comodidades que parecen disfrutar al norte del Río Bravo.
Sin embargo, los mismos estadounidenses están cansados de su país; asqueados de que su gobierno actúe deliberadamente contra países más pequeños únicamente porque lo consideran contrario a su ideología libertaria.
“Estados Unidos es asqueroso; sus gobernantes son elegidos por menos del 40 por ciento del electorado y éstos van y aplastan con el dedo del pie a países sudamericanos, africanos, árabes, sólo por el simple hecho de que somos la nación más armada del mundo. Somos un país peligroso para la seguridad mundial”, dijo Rubén Garza, méxico-americano y veterano de la guerra con Irak.
En la percepción de este hombre, la Unión Americana es peor que México porque la gente no sale a votar, y cuando lo hace elige que le retiren el seguro médico porque eso significa un aumento a sus impuestos; porque gastar billones de dólares en armamento, entrenamiento, contrainteligencia y espionaje parece mejor inversión que la salud, educación y bienestar social de sus ciudadanos.
“No solamente somos un país peligroso, también es un país estúpido”, condenó.
Como mexicano fronterizo, acostumbrado a un nivel de malinchismo debido a la cercanía con Estados Unidos, la identificación con el vecino país es mayor que con el propio; ahora también con el hecho de que ambos gobiernos, mexicano y estadounidense, están sumidos en la codicia y deseo de controlar todo lo que hay a su alrededor con la única razón de mantener un estilo de vida que sólo los beneficia a ellos.
Y el debate continúa, pues aunque se le intente explicar al veterano que “por lo menos su país es funcional respecto a la impartición de justicia”, él afirma que al menos los mexicanos mantienen sus raíces históricas prehispánicas, aunque sea en menor medida; al menos los estadounidenses sienten un profundo respeto por la ley y por los que la representan –en especial los cuerpos de seguridad urbana y los militares–, pero en México por lo menos no van y hacen guerras a los más débiles…
Luego de que Rubén expuso sus puntos, lo único que hace es desdibujar aún más la falta de nacionalismo mexicano, y desencantar la idea de lo “bonito” que podría ser vivir en Estados Unidos.
De esta forma, la mayor identificación con la que se pueden sentir los fronterizos es con los migrantes: ni de aquí, ni de allá.