Por: Isaac Molina Zapata
El 15 de marzo de 2015 se cumplieron 48 años de la mayor proeza estudiantil de que se haya tenido antecedente en Tamaulipas: la generación de 1967 logró la hazaña de conseguir la autonomía universitaria. En ese año cientos de jóvenes que compartían el mismo ideal, se unieron en una sola voz para exigir a la autoridad estatal de ese entonces, cediera a la Universidad el derecho a regirse por sí misma. También fue la única vez que fue tomado el Palacio de Gobierno del Estado.
Y fue precisamente esa fecha en que se publicó el decreto de Autonomía de la Universidad en el Periódico Oficial del Estado, en el año de 1967.
Era el principio de 1967 cuando la inconformidad de los estudiantes contra la forma en la que se manejaban los recursos financieros y era guiado el destino de la Universidad de Tamaulipas, empezaba a trascender los muros de la institución. Por primera vez, desde que el Alma Mater fuera fundada en 1950, elevaron la voz para exigir públicamente a las autoridades que informaran sobre el ejercicio de los ingresos del cinco por ciento de los impuestos que, teóricamente, se canalizaban a ella, pero la demanda recibió como respuesta, primero el silencio y luego la represión.
El 29 de enero agentes policiacos al mando de Enrique Lamarque detuvieron arbitrariamente en Ciudad Victoria a los estudiantes de Derecho de Tampico, Héctor Obregón Fuentes y Juan C. Vite Jiménez, cuando trataban de introducir al Teatro Juárez cientos de ejemplares del periódico “Voz Universitaria” en el que exigían cuentas y pretendían lanzar consignas contra el gobernador Praxedis Balboa Gojon en los momentos en los que rendiría el cuarto informe de gobierno.
El lamentable incidente encendió al estudiantado. Fue como un detonante que hizo explotar el malestar e indignación largamente contenidos contra la insensibilidad y el autoritarismo del apartado oficial. Enardecidos, salieron a la calle a condenar el atraco, a exigir enérgicamente respeto a la dignidad y a los derechos de libre expresión y manifestación de las ideas consagradas en la Constitución Política, pero sobre todo a que se castigara con todo el rigor de la Ley a los responsables de la agresión policiaca.
Encabezados por el Presidente de la Sociedad de Alumnos de la escuela agraviada, la de Derecho y Ciencias Sociales, Vicente Zapata Martínez, así como de Federico Villarreal y Flavio Rocha Lerma; el 31 de enero tomaron el edificio en el que funcionaba la institución, ubicado en la esquina de las calles Emilio Carranza y Aquiles Serdán, colocaron a la entrada las banderas rojinegras y efectuaron un paro de tres días. Dicha acción fue una especie de ensayo de lo que llevarían a cabo después. El suceso alteró momentáneamente el ambiente de expectación e interés que reinaba en esos días en el interior de la Universidad a causa de la cercana elección del nuevo Rector que relevaría en el cargo a Natividad Garza Leal.
Entre los integrantes de la comunidad universitaria se daba como un hecho, sin embargo, la reelección de Garza Leal debido a la amplia estimación y a las simpatías de que éste gozaba en el sentir de los alumnos y profesorado. Desafortunadamente, Garza Leal concluyó la gestión rectoral el 16 de febrero y el 18 por la mañana los integrantes del Consejo Universitario, reunidos en Asamblea General Extraordinaria en Ciudad Victoria, eligieron por 22 votos a favor, cinco en contra y ocho abstenciones, al Lic. Francisco A. Villarreal Martínez, un controvertido catedrático que no era bien visto por la población estudiantil, como nuevo titular de la Rectoría. Los delegados estudiantiles ante el organismo impugnaron en forma unánime la decisión y por voz de Marco Antonio Cortina Saint André, la rechazaron en tono enérgico porque consideraron que se trataba de una consigna política que contravenía los sentimientos y la voluntad del alumnado. Calificaron su imposición como una traición del Gobernador a la Universidad e intempestivamente proclamaron su adhesión a la reelección de Natividad Garza Leal. Se sintieron agraviados.
Al día siguiente, en una acción explosiva decretaron estado general de huelga y formularon al gobernador un pliego de peticiones en el que exigían, además de la autonomía, la destitución inmediata del Rector Villarreal y que el patronato Universitario rindiera un informe pormenorizado de la administración de los recursos de la Máxima Casa de Estudios de la entidad.
Pero el 24 de febrero catedráticos universitarios salieron en defensa del Lic. Villarreal y el gobierno emprendió una campaña de desprestigio del movimiento a través de la prensa subvencionada (desde entonces ya existía), en la que se acusaba a los huelguistas de revoltosos y de agitadores comunistas. Por lo que, a bordo de dos autobuses los jóvenes alumnos viajaron a la capital del Estado para echarle en cara directamente al gobernador el desacuerdo con la imposición de Villarreal.
Lamentablemente, a la altura de Llera un grupo de agentes policiacos capitaneados por el propio Jefe de la Policía y Tránsito de la entidad, Roque García Ortiz, los obligaron a que regresaran a Tampico. El nuevo atropello recibió una respuesta casi inmediata de los universitarios: el 25 de febrero, alrededor de tres mil alumnos recorrieron las principales calles de Tampico y en un encendido mitin frente al pórtico del Palacio Municipal arremetieron contra Balboa y sus esbirros, ratificaron la demanda de la autonomía y exigieron el cese del abusivo jefe policiaco.
La actitud insensible e intimidatoria adoptada por el régimen balboísta frente al conflicto, obligó a los universitarios a ejercer presiones más drásticas y efectivas. Fue así como, después de analizar y discutir detenidamente la situación, tomaron el acuerdo de emprender una marcha de protesta de Tampico a Ciudad Victoria.
MARCHA A VICTORIA
Los estudiantes prepararon lo indispensable para la caminata y organizaron una comisión de logística para que asistiera a los marchistas en la carretera. El optimismo de que pronto se obtendría el triunfo era tan firme y desbordado que uno de los dirigentes del movimiento, Florencio Bonilla Barrios, vaticinó que antes de que los marchistas llegarán a Altamira, el gobierno cedería y otorgaría la autonomía.
Así que, impulsados por ese sentimiento, el lunes 27 de febrero alrededor de las cuatro de la tarde, mientras una llovizna fría caía sobre el puerto, un contingente de alumnos de Leyes, Medicina, Ingeniería, Enfermería, Comercio, de las Preparatorias “Matías S. Canales” y “Tampico” y de las principales secundarias de Tampico y Ciudad Madero que se habían sumado a la lucha, inició en la Plaza de Armas la histórica Marcha de la Autonomía.
Al mismo tiempo y en el mismo sitio de partida, otro grupo de estudiantes, entre los que figuraban Héctor Obregón Fuentes, Pascacio Méndez Guerrero, Eduardo Ochoa Cabrera, Francisco González, Francisco Cano, Hugo Ramón Rodríguez, Carlos Nieto Becerra, Eduardo Almaguer y Víctor Pérez García, se declaró en huelga de hambre para reforzar la acción de los marchistas.
Praxedis Balboa empezó a sentir la presión. El último día de febrero, cuando los huelguistas pasaban por Villa González, hizo un llamado a la cordura y a la reflexión anunciando que las exigencias estudiantes se habían turnado al Consejo Universitario y que estaban en vías de ser atendidas. Contagiados por el efervescencia que despertara el movimiento, un grupo de alumnos universitarios y preparatorianos de Cd. Mante inició otra huelga de hambre para solidarizarse con los compañeros de Tampico.
El tres de marzo, en la capital del Estado se firmaba el convenio que ponía fin al conflicto. Una semana después de iniciada la marcha, el 5 de marzo a las dos de la tarde, con la autonomía en la mano, los estudiantes llegaron triunfantes a su destino. Solamente tres no lo consiguieron: dos porque la muerte se los impidió, Flavio Rocha Lerma y Enrique García Guevara, y uno, Héctor Zavala López, el conductor del auto accidentado, porque convalecía de las lesiones sufridas en la volcadura en el hospital civil de Ciudad Madero.
El resto, un grupo de alrededor de medio millar de alumnos de todas las escuelas en huelga, entró victorioso a Ciudad Victoria en medio de las vivas y de los aplausos de cientos de ciudadanos que salieron a la calle a recibirlos como héroes, a pesar de los ataques distorsionadores de la prensa que no dejó de tildarlos de agitadores y de revoltosos intransigentes.
Finalmente, el 11 de marzo el Congreso aprobó, con algunas de las modificaciones exigidas por los huelguistas, los decretos 145 y 146 DE LA AUTONOMÍA, principal objetivo del movimiento, y el día 15 SE PUBLICARON EN EL PERIÓDICO OFICIAL DEL GOBIERNO DEL ESTADO. Y como resultado de las presiones que ejercieron a última hora, lograron que se redujera la diferencia en la representación de la Asamblea Universitaria que quedaría finalmente en 20 estudiantes frente a 22 maestros, sólo dos puntos abajo, que fue una conquista de gran significado. La huelga consiguió también la incorporación total a la Universidad de las Escuelas de Agricultura de Cd. Mante y de las de Comercio y Administración de Tampico, incorporándose administrativamente a la Preparatoria Madero.
COMITÉ DE HUELGA:
Integrantes del Comité de Huelga que firmaron el convenio con el gobernador Praxedis Balboa Gojon y el Secretario General de Gobierno, Lic. Pedro de Queratry Quintanilla, que resolvió el conflicto de la Autonomía.
De la Facultad de Leyes: Francisco Rodríguez Guerra, Florencio Bonilla Barrios, Vicente Zapata Martínez y Ricardo Ramírez Pérez; de la Fac. de Medicina, Martín Sánchez, Misael Uribe Esquivel, Juan Gómez Canales y Roberto Gamaliel Saldívar Silva; de la Fac. de Ingeniería: Luciano Cervantes Duran, Ociel Sandoval Ramírez, Juan Manuel Durán Díaz y Gonzalo Crespo Dávila; de la Fac. de Enfermería, Petra Rosas y Francisca Durán; de la Escuela Preparatoria Madero, José Luis Noriega Domínguez y Leonardo Bonilla Barrios; de la Preparatoria Nocturna de Cd. Mante, Luis Ángel Guevara: de la Escuela de Agronomía de Cd. Mante, Oscar Hernández Zolano; de la Preparatoria Nocturna de Cd. Victoria, Antonio Macías Rosas y Sergio González González: de la Preparatoria “Matías S. Canales” de Tampico, Rodolfo Salazar González; de la Escuela Normal “Matías S. Canales”, Juan Ricardo Salmón; de la Preparatoria Tampico, Eduardo Bárcenas Sánchez; y de la Escuela de Comercio y Administración de Tampico, Miguel Salman y Ernesto Espíndola.
(Fuente: LOS HÉROES DE LA AUTONOMÍA, de José Luis Hernández Chávez)
Después de ello, no se volvieron a escuchar más los gritos de los universitarios contra las injusticias sociales y los abusos de las autoridades gubernamentales.
El 15 de marzo de 1997, 30 años después de ocurridos los hechos, un grupo de profesionistas pertenecientes a la Generación de la Autonomía, salieron a las calles a refrendar los ideales, los valores y las convicciones de la lucha universitaria. Pero ya no hubo más celebraciones.
La anterior es apenas una pequeña reseña de los movimientos estudiantiles de esa época, que fueron varios; pero con el logro de la autonomía universitaria se dió un gran paso para transformar a la Máxima Casa de Estudios de la entidad.
Como siempre la mejor opinión es la de usted, amable lector. Hasta la próxima.