Ciudad de México.- Miles de medicamentos caducos llegan diariamente al Centro de Clasificación y Transferencia de Singrem, ubicado en la colonia Cerro de la Estrella de la delegación Iztapalapa. Provenientes de alguno de los cientos de contendores que se encuentran en farmacias, centros de salud, en escuelas y hospitales del área conurbada, entre otros, estos fármacos son expurgados, registrados y clasificados por el personal de la asociación para después ser almacenados y finalmente llevados a centros especiales para su destrucción.
En los últimos cinco años, el Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos A.C (Singrem) ha recolectado alrededor de mil toneladas de medicamentos caducos almacenados en este tipo de contenedores, provenientes de hogares mexicanos de todo el país.
“Todos tenemos medicamentos caducos en nuestras casas y no nos damos cuenta hasta que enfermamos y queremos utilizarlos de nuevo”, señala Rogelio González, director de operaciones de Singrem. Agrega que el programa que llevan a cabo a nivel nacional es evitar la acumulación de fármacos en los hogares mexicanos y sensibilizar a la población de no utilizar medicamentos caducos. Además, aunque hace falta información, este tipo de fármacos sin desechar podrían terminar para su venta en el mercado negro, dijo.
“Los medicamentos son productos químicos, por lo tanto se degradan y reaccionan en el ambiente y, si no se manejan adecuadamente, pueden desecharse por el drenaje y alcanzar cuerpos de agua e iniciar una cadena de impacto con la flora y fauna”, refiere por su parte José Antonio Aedo, director de la asociación, financiada por un sector de la industria farmacéutica del país.
Si bien hacen falta estudios, al alcanzar lagos y ríos este tipo de desecho puede impactar el medio ambiente. “Hay dos formas en las que estos pueden llegar a hasta ahí: por la excreción natural y por mal manejo de los medicamentos”, añade Aedo.
Gerardo Gold Bouchot, investigador jubilado del Departamento de Recursos del Mar del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Mérida, enfatizaba hace algunos años que actualmente en el mundo los fármacos son un problema porque buena parte se desecha en la orina o se defecan, y lo que no se consume se desechan en el sanitario. “Se están desechando antibióticos, hormonas, antinflamatorios y antidepresivos, entre otras sustancias y esto tiene efectos en el medio ambiente”.
Sin embargo, para Vinicio Grados Soto —investigador del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav Sede Sur— si bien los medicamentos tienen principios activos es en cantidades pequeñas y su desecho en la basura podría ser una opción que no significa mayor riesgo para el medio ambiente. Desechar una batería, ejemplifica, sería más contaminante.
Lo que sí es riesgoso, enfatiza, es consumir un medicamento caducado ya sea por omisión o por descuido. “Después de caducado pueden pasar dos cosas: 1. Pierde su efectividad y quien lo tome podría no curarse; 2. Al encontrarse en proceso de degradación, se podrían formar moléculas tóxicas que afectarían al paciente”. En resumen, un fármaco caducado no se debe utilizar.
El científico del Cinvestav también enfatiza que se debe evitar el almacenamiento de medicamentos en los hogares y menos recomendarlos. Si acaso regalarlos a centros de salud siempre y cuando no hayan caducado.
RIQUEZA ESTADÍSTICA. Actualmente, Singrem tiene contenedores en 24 estados y espera que para 2016 la cobertura sea completa en el país y alcanzar la cifra de 6 mil contenedores que ofrezcan servicio a alrededor de 85 millones de mexicanos. Mensualmente, la asociación procesa alrededor de 40 toneladas, principalmente de residuos de la ciudad de México y el Estado de México (22% y 20%, respectivamente).
Pero tras el trabajo de recolección de Singrem existe además una riqueza estadística sobre los hábitos de consumo de medicamentos en el país.
“Este muestreo nos permite conocer en qué porcentaje los mexicanos emplean medicamentos genéricos o de marca, si son del sector salud o de farmacia, así como el tipo y para que enfermedades. La base de datos que hemos generado desde hace 3 años nos ha permitiendo conocer los hábitos de uso de medicamentos de los mexicanos”, apunta Rogelio González.
De esta forma han detectado que 39% de los medicamentos recolectados provienen del sector salud, mientras que el resto de farmacias. Los medicamentos que desecharon más fueron paracetamol, ácido acetilsalisílico, ambroxol, diclofenaco, ranitidina, metoclopramida, amoxicilina, ácido fólico, metamizol y bencilpenicilina, entre otros. Dentro del grupo terapéutico, los fármacos que se detectaron más fueron los antinflamatorios-analgésicos, para cardiología, antinfecciosos, gastrointestinales, respiratorios, nutriología, endocrinología, neurología, dermatología, oftalmología, nefrología y ginecología, entre otros.
Detectaron además que el 45% corresponden a medicamentos genéricos, mientras el resto a productos de marca. De acuerdo con los directivos de Singrem, si bien han recogido medicamentos vendidos hace alrededor de 3 o 4 años, en un par más esperan recolectar un mayor porcentaje de genéricos, hasta un 80%, porque esa es la tendencia del mercado.
Una vez que se alcance la cobertura nacional y termine de madurar el programa de la asociación esperan colectar anualmente mil toneladas de medicamentos caducados al año. No obstante, aún es difícil calcular el monto total de fármacos que no se desechan correctamente en el país, refiere el director de operaciones, “puesto que se puede pensar que la mayor parte del medicamento que compramos se usa en su integridad. Lo que recolectamos es sólo una fracción de lo que se produce”.
La mejor manera de desechar este tipo de fármacos en el país es a través de los contendedores de Singrem, los cuales se pueden ubicar en su página web: www.singrem.org.mx