Con ese humor negro que le caracterizó, frete a las cámaras de televisión que le apuntaban, Héctor Treto Cisneros, en aquel tiempo funcionario municipal en Victoria, ofreció la solución a la pobreza, dijo él, para acabar de una vez y por todas con las necesidades en el municipio.
“Que los maten a todos, así se acabará la pobreza”, respondía al reportero de un canal local de televisión que le hacía la pregunta directa.
De ahí se vinieron las carcajadas del mismo Treto (y de toda la raza reporteril que lo rodeaba) para cerrar diciendo que la pobreza era algo que no se podía acabar con un presupuesto municipal, que dudaba mucho que el Estado tuviera capacidad de hacerlo y, ya fuera de los micrófonos, sentenció que a nivel federal no veía quien quisiera hacerlo.
Han pasado por lo menos 20 años de aquel día, protestaban frente a la presidencia grupos de personas que se quejaban de que no atendían sus necesidades, que la forma de gobernar les estaba causando más pobreza, le repito, ha pasado mucho tiempo pero las cosas siguen igual o peor.
Hoy, cuando dicen que ya se puede medir la pobreza, se puede sentenciar que existen por lo menos 55 millones de mexicanos que no tienen dinero para comer tres veces al día, que carecen de una casa, de vestido, que ganan muy poco en sus trabajos y que cada vez pueden comprar menos cosas con ese dinero.
Lo más doloroso es que los problemas, en ese sentido, se agudizan y hasta se hace más grande la brecha entre los poquititos ricos y los millones de pobres, hay más desigualdad social al grado de que la llamada clase media y la trabajadora están desapareciendo o ya pueden ser calificadas como pobres porque sus ingresos cada vez alcanzan para menos cosas.
Como hace 20 años, parece que es la política social y de desarrollo económico la que crea más pobreza cada vez, que son las formas de administrar los recursos públicos y crear políticas públicas las que producen más pobres, más personas a las que no les alcanza el dinero que ganan con el sudor de su frente para comer, por lo menos.
Largo el preámbulo para anunciarle que, otra vez, el gobierno autorizó un incremento a la gasolina, que no se tentó el corazón para subirle más de 50 centavos a cada litro lo que generará más pobres en el país.
Dirá, con mucha lógica, que los pobres no tienen carros, que ni siquiera debería de preocuparles el aumento de la gasolina pero se equivoca de principio a fin.
Me explico, la gasolina de los empresarios la pagamos nosotros cuando les compramos sus mercancías o requerimos sus servicios, todo el costo de operación de una empresa es trasladado al cliente y ahí se incluyen los gustos de los dueños, por si eso fuera poco, la gente de a pie, la más necesitada, paga transporte público y seguramente subirán las tarifas con ese argumento de la gasolina cara, para sintetizar, hasta el huevo, chile y frijolitos suben de precio por el aumento a los hidrocarburos ya que alguien los tiene que sacar del campo a la ciudad, por ejemplo.
Ese es el problema, el aumento de la gasolina, pega en mucho a la economía familiar, generará más pobreza e incluso pondrá en la disyuntiva a muchas familias entre dejar de disfrutar el carro o el pagar colegiaturas y los servicios de agua y luz.
Exacto, da la impresión que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere acabar con la pobreza de la forma como Héctor Treto Cisneros lo había propuesto de broma, matando a todos los pobres.
Las acciones que hace el gobierno solo se traducen en más necesitados, en más gente que se muere de hambre o problemas de salud causados por la mala alimentación, también por el estrés que genera no poder mandar a los hijos a la escuela en condiciones mejores.
Peña Nieto con sus políticas parece estar gritando contra los pobres, qué los maten a todos, lo triste es que su sentencia se está cumpliendo, ya se pueden ver muchos que caen por las balas otros por no tener para curarse ni una gripa.
En otras cosas… Para reducir la brecha de desigualdad y generar las condiciones que permitan a las niñas y niños recién nacidos aumentar sus probabilidades de supervivencia en su primer año de vida, el Gobierno de Egidio Torre Cantú, implementó estrategias para disminuir la mortalidad infantil y aportar la parte que le corresponde a uno de los ocho Objetivos del Milenio de las Naciones Unidas.
Durante los últimos cinco años y medio se han efectuado acciones entre las que destacan la certificación de jefes de pediatría de las unidades médicas hospitalarias de la Secretaría de Salud, cursos de reanimación neonatal permanente a todo el sector salud, actualización permanente de médicos y enfermeras, así como la supervisión constante de las jurisdicciones sanitarias con mayores casos de mortalidad infantil.
En los últimos años, estudiantes de distintas regiones de Ecuador han elegido a la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) para estudiar posgrado y especializarse en algunas de las áreas que ofrece la Facultad de Ingeniería y Ciencias (FIC) en el Campus-Victoria.
En entrevista, Diana Gabriela Valseca Guzmán, Tania Orellana Santos y Guido Miguel Álvarez Cabrera, explicaron su interés por hacer sus estudios en la UAT y los proyectos en los que participan con investigadores y profesores de esta casa de estudios entre los que destacan la experiencia en temas que les interesan y las nuevas políticas rectorales de Enrique Etienne Pérez del Río que han sido orientas a certificar el nivel de los estudios y evaluar sus proyectos.
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