El próximo 25 de agosto se le vencerá el periodo de seis años para el que fue electo, como magistrado presidente del Poder Judicial de Tamaulipas, Horacio Ortiz Renán.
El hecho trae preocupados a muchos dentro de la misma judicatura local, pero particularmente en Palacio de Gobierno y en el equipo del gobernador electo, Américo Villarreal Anaya.
Es así porque, el vencimiento del período constitucional para el que fue designado Ortiz Renán ocurrirá 37 días antes de que concluya su mandato el panista, Francisco García Cabeza de Vaca, y de que tome posesión el morenista Villarreal Anaya.
Cuestión de recordar que el nuevo gobernante tamaulipeco entrará en funciones a partir del uno de octubre.
La constitución política de Tamaulipas establece, en su artículo 108, que: “El Pleno elegirá de entre sus miembros, en la forma que determine la ley, al presidente del Supremo Tribunal de Justicia, quien ejercerá el cargo por un período de seis años sin poder ser reelecto para otro período. El presidente será el órgano de representación del Poder Judicial”.
Bajo esa disposición, se entiende que son los mismos magistrados quienes eligen al que será su presidente. Pero una cosa es lo que dice la ley suprema del estado y otra la realidad pura y dura, porque es de dominio público que la encomienda recae en quien decida el gobernador.
Así ha sido siempre y así seguirá sucediendo porque, como ya lo hemos señalado en muchas ocasiones, la famosa teoría de división de poderes es una fantasía, toda vez que, en los hechos solamente hay un poder supremo, que es el que encabeza el gobernador en turno. El Poder Legislativo y el Poder Judicial, se subordinan frente al Poder Ejecutivo.
En ese contexto surge una pregunta, ¿dejará Cabeza de Vaca que Américo Villarreal decida quién será el magistrado presidente?
Se ve muy difícil que eso ocurra, sobre todo porque ya se sabe que el PAN se ha negado a reconocer la derrota en la pasada elección del cinco de junio e impugnó los resultados. Es decir, para los panistas Tamaulipas no tiene todavía gobernador.
A ello hay que sumarle que el perfil de Cabeza de Vaca no es precisamente el de un político conciliador y negociador. El reynosense está acostumbrado a que se haga lo que él dice, a costa de lo que sea.
La lógica y el sentido común indican que, por cortesía política y porque sería mejor para los intereses de la sociedad facilitar el tránsito del gobierno entrante, el panista debería abrir la posibilidad de que sea el nuevo mandatario quien tome la decisión de elegir al magistrado presidente, pero las apuestas son a favor de que no lo hará.
En ese contexto, parece inevitable que el doctor Villarreal Anaya inicie su mandato con un magistrado impuesto por su antecesor.
De hecho, hacia dentro del Poder Judicial del Estado se está candidateando a la magistrada, Gloria Garza Jiménez, como la nueva magistrada presidenta, quien no tendría ningún problema para obtener la designación porque la mayoría de los magistrados son cabecistas.
Platicamos ayer con un exmagistrado del mismo Poder Judicial y en su opinión todo apunta a que Américo Villarreal Anaya iniciará su ejercicio con los Poderes Judicial y Legislativo coptados por el cabecismo.
La única posibilidad de que eso no ocurra, es que el actual gobernador entre en razón, lo cual es poco menos que imposible.
Lo que suceda después del uno de octubre ya será otra cosa, porque una vez investido como mandatario, Villarreal Anaya seguramente encontrará el camino para acomodar las “fichas”, tanto en el Poder Judicial como en el Poder Legislativo.
El punto es que, hay un grave conflicto en puerta en el Poder Judicial del Estado.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.